Innovación

La autonomía del smartphone depende más del procesador que de la batería

Aunque muchos comparan los mAh de la batería, la eficiencia del procesador es clave para la duración real de un teléfono inteligente.
Viernes, Marzo 28, 2025

En un mundo hiperconectado, en el que los smartphones se han convertido en asistentes digitales permanentes, la autonomía energética se ha transformado en un factor crucial para los usuarios. Sin embargo, la duración de la batería no depende únicamente de su capacidad en mAh, sino —y en muchos casos de forma más determinante— del procesador que integra el dispositivo.

Así lo explica Samir Vani, director de desarrollo de negocios de MediaTek para América Latina, quien advierte que el rendimiento energético de los teléfonos se ha vuelto tan importante como su potencia, capacidad de almacenamiento o calidad de cámara.

“Los procesadores modernos y optimizados permiten un uso prolongado con la misma carga, mientras que los chips menos eficientes agotan rápidamente la energía”, destaca Vani.

Una ansiedad cotidiana: batería baja, angustia alta

Un estudio de Counterpoint revela que el 65 % de los usuarios siente malestar emocional cuando su teléfono está por quedarse sin batería, y más del 70 % experimenta ansiedad cuando el nivel baja del 20 %. Esta dependencia no solo refleja nuestra necesidad constante de conexión, sino también las deficiencias de algunos dispositivos frente a la gestión energética.

Aunque muchas baterías mantienen capacidades similares (4.000 a 6.000 mAh), los resultados en autonomía pueden variar hasta en un 40 % entre modelos equivalentes, debido principalmente al tipo de procesador y su eficiencia.

El procesador: el motor silencioso de la autonomía

Tal como ocurre en la industria automotriz —donde la eficiencia del motor define la autonomía con el mismo tanque— en los smartphones, el procesador es clave para determinar cuántas horas reales de uso se obtienen por carga.

Dos dispositivos con baterías de 5.000 mAh pueden ofrecer resultados radicalmente distintos: uno puede apagarse mientras el otro aún permite tres horas adicionales de reproducción de video.

Esto se debe a factores como:

  • La arquitectura del procesador y su capacidad de gestionar la energía.

  • La presencia de inteligencia artificial integrada, que optimiza el uso de recursos.

  • El sistema operativo y su nivel de integración con el hardware.

“La integración de IA en los chips permite que el sistema gestione de forma inteligente la asignación de recursos, priorizando eficiencia sobre potencia innecesaria”, indica Vani.

¿Qué mirar al comprar un smartphone?

El consejo de los expertos es claro: no fijarse solo en la batería. También es importante considerar:

  • El modelo del procesador y su reputación en eficiencia.

  • Pruebas independientes de duración de uso real.

  • Reseñas que comparen autonomía en condiciones reales (video, juegos, redes sociales).

En un entorno donde el tiempo de pantalla y la conectividad no dan tregua, elegir un smartphone eficiente puede marcar la diferencia entre tranquilidad y frustración. La autonomía ya no es solo una cuestión de mAh: es una decisión informada sobre el procesador que mueve el corazón del dispositivo.