Un logro que nos desafía: Manizales, referente de vida en Latinoamérica

El reciente reconocimiento de Manizales en la categoría “Ciudades para la Vida” en los Premios Hábitat LATAM no es una coincidencia, sino la validación de un modelo de gestión pública construido sobre la continuidad de políticas que trascienden varios períodos de gobierno. Este galardón, otorgado por la Universidad de Guadalajara, confirma que la ciudad ha logrado traducir los principios de los ODS en resultados concretos y medibles para sus ciudadanos.

La clave de este éxito radica en la colaboración permanente entre la academia, el sector privado, la sociedad civil y el gobierno local. Esta sinergia no es una simple estrategia de marketing, sino una práctica diaria que se siente en el pulso de la ciudad.

Un ejemplo tangible de este avance es el sistema de cable aéreo, que transporta a miles de usuarios diariamente, mejorando la movilidad en una topografía compleja y redefiniendo la conectividad urbana. La innovación también se refleja en la creación de la primera Facultad de Inteligencia Artificial del país en la Universidad de Caldas, y en proyectos estratégicos como la licitación de Aerocafé, con más de $700.000 millones en inversión, que busca consolidar a Manizales como centro logístico y de exportación tecnológica.

El premio, sin embargo, no es un destino final, sino un punto de partida. Los 85 indicadores de la evaluación ahora son hoja de ruta para la mejora continua. Para garantizar que el progreso sea constante y transparente, la ciudad debe institucionalizar la vigilancia ciudadana con metas claras y medibles.

La lucha contra la corrupción y la transparencia total deben ser el cimiento de esta nueva fase. Las ciudades del futuro no se construyen solo con proyectos, sino con la honestidad de reconocer los retos pendientes: medición efectiva del espacio público, integración del sistema de transporte e implementación de políticas robustas para los adultos mayores.

Este premio es un recordatorio de que el verdadero mérito no está en el galardón, sino en la labor diaria de ratificarlo.