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Síndrome del impostor: ¿Qué hay detrás de una fuerza laboral con autoexigencia excesiva?

El síndrome del impostor es un trastorno psicológico que hoy en día afecta a 70% de la población mundial, según datos de International Journal of Behavorial.
Lunes, Abril 10, 2023

Por: Laura Camila Pérez Velandia, columnista invitada. 

Aunque mucho se relaciona con la baja autoestima y una autopercepción distorsionada, el síndrome del impostor es un trastorno psicológico que hoy en día afecta a 70% de la población mundial, según datos de International Journal of Behavorial, y que consiste en el sentimiento constante de no ser suficiente ni merecedor del éxito que se tiene.

Entre sus principales causas, los expertos destacan dinámicas familiares disfuncionales y experiencias traumáticas en diferentes entornos, que conducen a una duda constante, un alto sentido de responsabilidad y una autoexigencia excesiva.

Pese a que quienes lo padecen suelen pasar por alto sus síntomas, dicho trastorno trae serias consecuencias que terminan dejando secuelas a largo plazo en la salud física y mental. Pues al buscar aprobación de sus superiores, estas personas alargan sus jornadas de trabajo y se sobre-exigen para así probar ante los demás que no son un fraude.

Pero, ¿Qué tan grave puede ser esto? A pesar de que el perfeccionismo y la autoexigencia hoy en día son vistas como cualidades únicas en un trabajador, en exceso pueden desencadenar en lo que hoy conocemos como burnout, ya que esto aumenta los niveles de estrés, ansiedad y depresión.

Algo que, si nos remitimos a los datos, ya es evidente y se comprueba con los millennials; una generación que durante años ha sido criticada por su “sensibilidad extrema”, pero que es actualmente la que mayores índices de estrés laboral presenta, tal y como lo revelan estadísticas de Deloitte, y que es la que más afectada se ve por el Síndrome del Impostor. ¿Coincidencia? No lo creo.

Sin embargo, hay un punto que no podemos descuidar y es que si bien es cierto que este síndrome puede aparecer en cualquiera, es más común en las mujeres debido a los estereotipos de género y la presión que tienen de demostrar sus capacidades en el mundo laboral.

El informe de la Cumbre de Liderazgo Femenino de KPMG así lo confirma, al revelar que 81% de las ejecutivas cree que ellas se presionan más que los hombres para no fracasar, mientras que casi la mitad (47%) afirma que sus sentimientos de inseguridad se deben a que nunca esperaron alcanzar el nivel de éxito que han logrado.

Entonces, esto significa que ya no solo tenemos a una generación de “cristal” afectada, sino a una población que durante años ha visto en la autoexigencia la única forma de sobresalir dentro de sus empresas.

¿La culpa está en los entornos laborales o en nosotros al creernos mejores profesionales por esforzarnos más? Si me preguntan a mí, diría que en ambas, ya que crecimos con la idea de que en el mundo laboral es mejor trabajador el que menos descansa y se prioriza. Una idea errónea que muchos líderes han reforzado, al medir la productividad con las horas de trabajo y no con los resultados alcanzados.

Pero, ¿cómo prevenirlo? Luego de haber leído varios artículos sobre el tema y opiniones de psicólogos y estudiosos, gran parte de la respuesta está en fortalecer nuestra autoestima y amor propio.

¿Suena cursi y cliché? Tal vez, pero no deja de perder relevancia si se tiene en cuenta que algunos de los factores más importantes para superarlo son el aprender a poner límites, reconocer las capacidades, habilidades y talentos propios, reestablecer el diálogo interno y evitar las comparaciones.

Por eso, hoy mi invitación es a que, primero, dejemos de subestimar la importancia de la salud mental y, segundo, a que nos replanteemos la idea que tenemos del trabajo y de nosotros como trabajadores, porque más que traernos beneficios, puede hacernos olvidar cuán valiosos somos.