Carta al CEO

Argentina: ¿A guiar corderos o a despertar leones?

El economista Javier Milei revoluciona la política en Argentina una semana antes de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. ¿Qué tiene el candidato en la cabeza? ¿Y qué le espera a Colombia?
Martes, Noviembre 14, 2023

Por: Pablo Morales Mosquera; editor de Revista C-Level.

"No vine a guiar corderos, vine a despertar leones”...Con esta frase definió el representante del partido La Libertad Avanza,  Javier Milei, su desembarco en la política y su sorpresivo triunfo en la primera vuelta de las elecciones primarias del país.

Milei ha sacudido los debates políticos de los últimos años con propuestas como dolarizar la economía, privatizar las empresas públicas del Estado y cerrar (“dinamitar”, en sus propias palabras) el Banco Central. También ha lanzado ideas como la de permitir la compraventa de armas en Argentina y la venta de órganos.

Sus propuestas económicas defienden la visión del "laissez-faire" o "dejar hacer", trazando una línea clara de intervención mínima en el mercado de parte del Estado. Aunque parezca abogar por una economía de libre mercado, en realidad, estas políticas se apoyan considerablemente en el poder del Gobierno para proteger a aquellos que ya poseen poder económico. 

Existen claros ejemplos de estas propuestas en las reducciones de impuestos y gasto público, lo que lleva a una transferencia de servicios esenciales de la esfera pública a proveedores comerciales privados, enriqueciéndolos pero limitando el acceso de los ciudadanos comunes, especialmente los más pobres.

Milei también propone la dolarización de la economía como una solución a la inflación y la inestabilidad económica. A través de esta acción pretende sustituir el peso argentino por el dólar estadounidense como moneda nacional. Este tipo de ideas pueden parecer atractivas por su simplicidad y sus promesas de una solución rápida para controlar la inflación y la inestabilidad. Sin embargo, no toman en cuenta las realidades económicas principales. 

El modelo de laissez-faire presupone que los mercados funcionan perfectamente si el Gobierno no se entromete. Pero los mercados no regulados no son inofensivos: Fortalecen unas relaciones de poder desiguales que agravan la desigualdad y dificultan la implementación de políticas de desarrollo esenciales, incluyendo las industriales, sociales y ambientales.

En Argentina, y en la mayoría de los países con estructuras económicas complejas o problemas de desigualdad de ingresos, activos, inflación, deuda externa, se necesitan políticas que sean matizadas y con múltiples enfoques que reconozcan las necesidades de los diferentes grupos sociales. La crisis financiera mundial de 2008 demostró que una regulación inadecuada de los mercados puede tener consecuencias desastrosas, y la pandemia de Covid-19 proporcionó más evidencia de la necesidad de intervención pública.

Los argentinos comprenden muy bien el dolor de la economía laissez-faire impuesta por prestamistas internacionales como el FMI, que en el pasado ha incrementado la pobreza y la inseguridad económica, e inhibido el desarrollo del país. 

El programa propuesto por Milei crearía más desigualdad socioeconómica al reducir el papel del estado en la redistribución y el bienestar social. Su idea de recortar drásticamente los impuestos al tiempo que se reduce el gasto público disminuiría significativamente la capacidad del estado para satisfacer los derechos sociales y económicos de los ciudadanos. 

Las propuestas de dolarización y austeridad fiscal de Milei pasan por alto las complejidades de las economías modernas, ignoran las lecciones de las crisis históricas y abren la puerta a la acentuación de desigualdades ya de por sí graves.

Mientras Argentina navega por su complejo panorama económico, es fundamental abordar la formulación de políticas con estrategias equilibradas y empíricamente fundamentadas que no sólo sean atractivas a corto plazo, sino también sostenibles, equitativas y facilitadoras a largo plazo.

Ahora, una mirada a las relaciones comerciales entre Colombia y Argentina…

Las relaciones comerciales entre Colombia y Argentina han tenido una trayectoria significativa en las últimas décadas. Los datos muestran que Colombia ha experimentado un crecimiento considerable en sus exportaciones hacia Argentina, a una tasa anualizada de 6,20% desde 1995. Aunque este crecimiento es notable, aún persiste una brecha significativa entre las exportaciones de Colombia hacia Argentina y viceversa.

El más reciente Índice de Complejidad Económica (ECI), que mide la diversificación y sofisticación de los productos que un país exporta, pone a Colombia (ECI 0,14) ligeramente por encima de Argentina (ECI 0,074). Esto podría indicar que Colombia tiene una variedad ligeramente mayor de productos exportables, o que sus productos son más complejos o sofisticados.

Aun así, Argentina supera a Colombia en términos de exportaciones totales, sugiriendo que la economía argentina se basa en mayor medida en el comercio exterior. Este contraste entre los rangos de ECI y las exportaciones totales muestra que, aunque una economía puede tener una diversidad y complejidad considerables en sus exportaciones, esto no necesariamente se traduce en volúmenes más altos de exportaciones.

Aunque el comercio entre Colombia y Argentina ha ido en aumento, todavía hay margen para crecer y diversificar las relaciones comerciales. Ambos países pueden beneficiarse al fortalecer la cooperación bilateral, explorar nuevas oportunidades de comercio y diversificar sus carteras de exportación.

Pero entonces…¿Qué podría pasar entre ambos países si se posesiona Milei en Argentina?

Las propuestas económicas de Javier Milei pueden ser interesantes para considerarlas en el contexto de Colombia, aunque es necesario entender las diferencias sociales y económicas importantes entre los dos países.

De acuerdo con lo que Milei ha propuesto en Argentina, sus políticas económicas suelen favorecer una intervención mínima del gobierno en el mercado con reducciones en los impuestos y el gasto público. 

Para Colombia, que ha lidiado con altos niveles de desigualdad de ingresos y una economía que depende fuertemente del sector público, implementar propuestas similares requeriría un análisis cuidadoso y detallado.

Milei también propone la dolarización de la economía como una solución a la inflación y la inestabilidad económica. En el caso de Colombia, una medida así se tendría que considerar en función de las reservas en moneda extranjera del país, la estabilidad económica y política, y el impacto socioeconómico de tal cambio.

En cuanto a los demás aspectos, las propuestas de Milei abogarían por la privatización de empresas públicas deficitarias y la eliminación del banco central. Para un país como Colombia, estas medidas podrían reconfigurar significativamente la economía y la estructura social, con potenciales beneficios y riesgos.

Es crucial tener en cuenta que la adopción de las propuestas económicas de Milei en Colombia requeriría una profunda consideración de la especificidad y la complejidad del contexto colombiano. Antes de implementar tales cambios, se debieran realizar estudios exhaustivos y debates públicos para determinar si estos enfoques beneficiarían a los colombianos y a su economía.