Cáncer y salud mental: desafíos urgentes para las colombianas

Cada 28 de mayo se conmemora el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, una fecha que invita a reflexionar sobre los retos estructurales que enfrentan millones de colombianas para acceder a una atención integral y oportuna. Si bien se han logrado avances, aún persisten enormes brechas en diagnóstico temprano, educación preventiva y salud emocional.

El cáncer de mama y el de cuello uterino siguen siendo los más comunes entre las colombianas. Según el Instituto Nacional de Cancerología, cada año se reportan más de 15.500 nuevos casos de cáncer de mama y más de 27.000 casos prevalentes de cuello uterino. El acceso a mamografías, citologías y consultas ginecológicas sigue siendo la principal barrera para reducir estos indicadores.

A esto se suman condiciones subestimadas como los trastornos hormonales —síndrome de ovario poliquístico, endometriosis o alteraciones del suelo pélvico— que afectan de forma silenciosa pero severa la calidad de vida de las mujeres.

La salud mental y emocional también necesita atención urgente

Las tasas de ansiedad y depresión son más altas entre mujeres que entre hombres, y están profundamente influenciadas por factores sociales, económicos y familiares. Sin embargo, la salud emocional sigue sin ser un eje prioritario en muchas estrategias de salud pública, a pesar de su impacto directo en la productividad, el entorno familiar y la participación de las mujeres en la sociedad.

“Cuando fortalecemos la prevención y mejoramos el acceso a servicios de salud, no solo evitamos complicaciones médicas, sino que contribuimos a que las mujeres se sientan acompañadas, informadas y protegidas”, señala Javier Correa, gerente de la Unidad de Negocio de Atención Primaria de Zentria.

Salud menstrual: aún una deuda pendiente

Uno de cada cuatro niñas y adolescentes en Colombia no tiene acceso regular a productos menstruales, según estudios recientes. Esto se traduce en ausentismo escolar, complicaciones de salud y estigmas que persisten desde la niñez. De acuerdo con el DANE, el 15,1 % de las mujeres ha enfrentado dificultades económicas para adquirir estos productos.

Frente a esta realidad, Zentria ha incorporado la salud menstrual como un pilar en sus programas de atención. Desde educación en colegios hasta consejería individual y tamizaje de enfermedades como endometriosis, su modelo busca romper el ciclo de desinformación y exclusión.

Un modelo integral con impacto en las regiones

A través de unidades móviles, jornadas de tamizaje, talleres de autocuidado y apoyo psicosocial, Zentria ha llegado a zonas apartadas de Bolívar, La Guajira, Magdalena, Cesar y Boyacá. Este tipo de iniciativas demuestran que la equidad en salud solo es posible con presencia territorial, enfoque de género y educación continua.

“El bienestar de las mujeres se construye desde el acceso a la información, la atención cercana y la promoción de hábitos saludables”, concluye Javier Correa.