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La analítica y la IA evolucionan ante el fraude y las identidades sintéticas
Colombia enfrenta un nuevo tipo de amenaza que avanza silenciosamente, pero con efectos profundos sobre la estabilidad institucional y económica del país: el fraude digital.
Miércoles, Julio 9, 2025
Este fenómeno ya no es solo un asunto de seguridad informática; se ha transformado en un reto estructural para el Estado, los sistemas financieros y los programas sociales, especialmente cuando las tecnologías emergentes se convierten en aliadas del delito.
Uno de los focos de mayor preocupación está en el uso de identidades falsas y manipulaciones digitales cada vez más complejas. A través de combinaciones de datos reales con información ficticia, se crean identidades sintéticas que engañan a los sistemas de verificación y permiten el acceso indebido a beneficios públicos, servicios financieros o recursos fiscales. Al no tener una víctima concreta que denuncie, estos fraudes pueden operar por años sin ser detectados, generando pérdidas millonarias y debilitando la confianza institucional.
Las cifras ilustran la magnitud del problema: en solo seis meses de 2024, casi 7% de las transacciones digitales fueron calificadas como sospechosas, y los intentos de fraude crecieron más de 40% frente al año anterior. Colombia se ha ubicado entre los países con mayor tasa de fraude digital a nivel global, una posición preocupante si se considera su impacto directo en las finanzas públicas y la percepción ciudadana.
En paralelo, prácticas como la evasión fiscal y el acceso indebido a subsidios han encontrado en el entorno digital nuevas formas de operar. La sofisticación de los mecanismos utilizados ha superado los controles tradicionales y exige una transformación profunda en los enfoques de detección y respuesta.
Ante este escenario, la analítica avanzada y la inteligencia artificial ya no son una opción futura, sino una herramienta crítica de gestión del riesgo. Tecnologías como motores de decisión en tiempo real, generación de datos sintéticos para entrenamiento de modelos predictivos y algoritmos explicables están comenzando a redefinir cómo se enfrentan estas amenazas. No se trata solo de reaccionar, sino de anticiparse al fraude con sistemas capaces de actuar antes de que ocurra el daño.
"La necesidad de anticiparse al delito —en lugar de sólo reaccionar— se vuelve imperativa. Así lo señala Ricardo Saponara, líder de asesoría en riesgo, fraude y cumplimiento para Latinoamérica en SAS: “Hoy el fraude opera en tiempo real, con herramientas automatizadas. Para enfrentarlo, las instituciones necesitan tecnología que detecte, decida y actúe con anticipación. Y eso solo se logra con analítica avanzada e inteligencia artificial aplicada con propósito”.
Algunos países de América Latina ya muestran resultados concretos: auditorías más ágiles, recuperación de fondos desviados y mayor control sobre el gasto público. Pero la implementación tecnológica requiere algo más que inversión: necesita gobernanza, ética y trazabilidad. Como advierten expertos en la región, aplicar inteligencia artificial sin un marco responsable puede ser tan riesgoso como no usarla.
La evidencia es clara: la transformación digital del crimen exige una respuesta igual de sofisticada y estratégica por parte del Estado y del sector privado. Y en esa transformación, la eficiencia, la transparencia y la protección de los recursos públicos deben ser parte del mismo objetivo.