Laura Sarabia renuncia a la Cancillería y cierra su ciclo en el Gobierno Petro

Laura Sarabia presentó su renuncia irrevocable al cargo de canciller de la República, en una carta dirigida al presidente Gustavo Petro. En el documento, Sarabia hace un recorrido personal y político de su paso por el Gobierno, al que acompañó desde distintos roles: jefa de gabinete, directora del DAPRE, del DPS y, finalmente, ministra de Relaciones Exteriores.

“La parte más importante de mi vida pública ha transcurrido a su lado”, inicia la misiva, marcada por un tono de agradecimiento, pero también de firmeza frente a una decisión que califica como el resultado de una “reflexión profunda, motivada por la responsabilidad con mi conciencia, con el país y con la forma en que entiendo el ejercicio del poder público.”

Una decisión por coherencia y límites éticos

Si bien Sarabia no detalla explícitamente las razones puntuales de su salida, sí señala que en los últimos días se tomaron decisiones dentro del Gobierno con las que no está de acuerdo. “Por coherencia personal y respeto institucional, no puedo acompañar”, afirma.

La exfuncionaria aclara que no se trata de diferencias menores ni de culpables, sino de una divergencia de rumbo. “No se trata de quién tiene la razón. Se trata de un rumbo que, con todo el afecto y respeto que le tengo, ya no me es posible ejecutar”, escribe con contundencia.

Un ciclo marcado por la lealtad y la transformación

En su carta, Sarabia destaca que su paso por el Gobierno se dio como una servidora pública convencida de que transformar a Colombia exige valentía, diálogo y una brújula ética clara. También reconoce que expresó sus acuerdos y desacuerdos siempre desde la convicción de aportar.

“Me retiro con la tranquilidad de haber entregado lo mejor de mí y con la certeza de que hay momentos en los que decir adiós es también una forma de cuidar”, concluye la ahora exfuncionaria.

El legado y el cierre de una etapa política

Laura Sarabia se despide del servicio público tras un periodo de alta exposición, marcada por momentos de tensión, reformas estratégicas y decisiones complejas. Su salida se produce en el último tramo del Gobierno Petro y deja en evidencia las fracturas internas que, pese a los logros, comienzan a delinear el cierre de ciclo del actual Ejecutivo.

“Siempre encontrará en mí una interlocutora abierta al diálogo, al debate respetuoso y a la búsqueda de salidas para los grandes desafíos de nuestra sociedad”, le dice al presidente en su despedida, dejando abierta la posibilidad de seguir contribuyendo desde otros espacios.