Carta al CEO

Mentalidad de crecimiento organizacional

Las empresas deben implementar políticas que respaldan y refuerzan continuamente estos valores, permitiendo el empoderamiento y la innovación.
Martes, Diciembre 12, 2023

Por: Pablo Morales Mosquera; editor de Revista C-Level.

La mentalidad de crecimiento se ha vuelto cada vez más popular entre académicos y organizaciones. Si bien es gratificante ver la trascendencia de estas ideas, a menudo, su malinterpretación limita los beneficios. 

La mentalidad de crecimiento es mucho más que una actitud flexible. Muchas personas creen que siempre han tenido este tipo de comportamiento, pero en realidad, todos tenemos una mezcla de mentalidad de crecimiento y fija en constante evolución. Reconocer esto es crucial para aprovechar los beneficios de la mentalidad de crecimiento.

No solo radica en elogios y recompensas por el esfuerzo. Es un error simplificar la mentalidad de crecimiento como una recompensa al esfuerzo. No se trata únicamente de premiar el esfuerzo, sino también de recompensar el aprendizaje, el progreso y los procesos que lo permiten. El enfoque debe estar en elementos como la colaboración y la implementación de estrategias innovadoras.

La adopción de la mentalidad de crecimiento no es un acto automático de éxito. Incorporar la mentalidad de crecimiento en las declaraciones de misión es un gran paso, pero no es suficiente. Las empresas deben implementar políticas que respaldan y refuerzan continuamente estos valores, permitiendo el empoderamiento y la innovación.

Al reconocer y abordar estos conceptos erróneos, las organizaciones pueden adoptar una mentalidad de crecimiento más efectiva. A continuación, se presentan algunas estrategias:

Identificar factores desencadenantes: Todos tenemos factores desencadenantes de una mentalidad fija que pueden obstaculizar el crecimiento. Identificarlos y trabajar en ellos es esencial para mantenernos en una zona de crecimiento.

Infraestructura de soporte: Las empresas deben fomentar la toma de riesgos adecuada y recompensar a los empleados por las lecciones aprendidas. También deben respaldar la colaboración y el desarrollo de todos los miembros de la organización.

Manejo de la "persona" de mentalidad fija: Es vital que los negocios aprendan a reconocer y enfrentar la mentalidad fija cuando Ésta se manifieste.

Abordar estos desafíos puede llevar tiempo, pero tanto las personas como las organizaciones tienen mucho que ganar al profundizar su comprensión de la mentalidad de crecimiento y aplicarla en la práctica. Esto les permitirá obtener una perspectiva más rica de su identidad y avanzar hacia el futuro con mayor éxito.

Liderazgo: La esencia, más allá del poder y la popularidad

Aunque la obra más reciente de autores como Abraham Zaleznik y Daniel Goleman ha cambiado radicalmente nuestra forma de ver el liderazgo, muchos de sus temas se presagiaron en el artículo de 1961 de W.C.H. Prentice en el que se rechazaba la noción de liderazgo como el ejercicio del poder y la fuerza o la posesión de una habilidad analítica extraordinaria. 

Prentice definió el liderazgo como «el logro de un objetivo mediante la dirección de asistentes humanos» y un líder exitoso como alguien que puede entender las motivaciones de las personas y fomentar la participación de los empleados de manera que combine las necesidades e intereses individuales con el propósito del grupo. 

Abogó por un liderazgo democrático que dé a los empleados la oportunidad de aprender y crecer, sin crear anarquía. Si bien su lenguaje en algunos pasajes es anticuado, las observaciones de Prentice sobre cómo los líderes pueden motivar a los empleados a apoyar las metas de la organización son atemporales y fueron notablemente proféticas.

Los intentos de analizar el liderazgo tienden a fracasar porque el aspirante a analista malinterpreta su tarea. Por lo general, no estudió el liderazgo en absoluto. En cambio, estudia la popularidad, el poder, el talento teatral o la sabiduría en la planificación a largo plazo. Algunos líderes tienen estas cosas, pero no son la esencia del liderazgo.

El liderazgo es el logro de un objetivo mediante la dirección de asistentes humanos. El hombre que reúne con éxito a sus colaboradores humanos para lograr determinados fines es un líder. Un gran líder es aquel que puede hacerlo día tras día y año tras año, en una amplia variedad de circunstancias.

Puede que no posea ni demuestre poder; es posible que la fuerza o la amenaza de daño nunca entren en sus negocios. Puede que no sea popular; puede que sus seguidores nunca hagan lo que quieren por amor o admiración por él. 

Puede que nunca sea una persona colorida; puede que nunca utilice dispositivos memorables para dramatizar los propósitos de su grupo o para centrar la atención en su liderazgo. 

En cuanto a la importante cuestión de fijar metas, puede que en realidad sea un hombre de poca influencia, o incluso de poca habilidad; como líder, puede que se limite a llevar a cabo los planes de los demás.

Su único elogio es el logro humano y social que se debe a su comprensión de sus compañeros de trabajo y de la relación de sus objetivos individuales con el objetivo grupal que debe llevar a cabo.

Relaciones humanas y liderazgo

En un mundo laboral cada vez más complejo y diverso, resulta esencial que los líderes reconozcan la importancia de establecer relaciones sólidas con sus colaboradores, entendiendo sus diferencias y abordándolas con empatía y respeto.

Los líderes exitosos son aquellos que comprenden que los seres humanos son seres complejos y multidimensionales, con diferentes intereses, motivaciones y patrones de pensamiento. Los colaboradores responden no sólo a incentivos tangibles, como un salario, sino también a aspectos intangibles como el reconocimiento, la satisfacción personal y las relaciones con sus compañeros.

Un líder que tiene la habilidad de identificar y responder a las necesidades y particularidades de sus colaboradores logra crear un interés auténtico en el trabajo y un ambiente laboral en el cual las personas se sienten valoradas y apoyadas.

Superando la Regla de Oro: Adaptándose a las diferencias individuales

Aunque la Regla de Oro -"tratar a los demás como te gustaría ser tratado"- puede ser útil como guía básica para establecer relaciones interpersonales, es necesario reconocer sus limitaciones. Un líder debe entender que no todos los colaboradores tienen los mismos gustos o necesidades emocionales que él mismo.

Para superar estas limitaciones y evitar caer en la trampa de tratar a los demás como a sí mismo, un líder debe esforzarse por:

Escuchar activamente: Comprender las necesidades, inquietudes y expectativas de los colaboradores es fundamental para mejorar sus relaciones laborales y desarrollar un liderazgo efectivo y empático.

Fomentar la diversidad: Crear un ambiente de trabajo inclusivo y abierto a la diversidad permite que los colaboradores se sientan más cómodos expresando sus diferencias y, en consecuencia, propicia una mayor satisfacción y compromiso con el trabajo.

Adaptarse al cambio: Ser flexible y estar dispuesto a adaptarse a las diferentes características y estilos de trabajo de los colaboradores es una habilidad clave para un líder moderno, que permite la creación de equipos más resilientes y capaces de enfrentar los desafíos actuales.

Aunque la Regla de Oro proporciona una base útil para guiar el comportamiento de un líder, es esencial reconocer que es insuficiente por sí sola. Abordar las diferencias individuales y comprender las necesidades y motivaciones de los colaboradores es crucial para el éxito en el liderazgo y la creación de relaciones laborales sólidas y efectivas. Al adoptar un enfoque que valore y celebre la diversidad humana, un líder puede impulsar el compromiso, la satisfacción y el éxito de su organización en el largo plazo.