Carta al CEO
¿Será eficiencia o ineficiencia?
Por: Pablo Morales Mosquera; editor Revista C-Level.
Martes, Abril 25, 2023
En Colombia la energía útil es apenas 31% de la final y la ineficiencia en el consumo es del orden del 67%. El sector privado debería janolar a las autoridades competentes para darle un giro definitivo a esta realidad.
Entre las diversas leyes que parece que se quedarán en el cajón de lo pendiente para próximos Gobiernos están aquellas relacionadas a la eficiencia energética. Esta deficiencia nos alejará de la transición. Así que el sector privado deberá demostrar una vez más que va un paso adelante en la regulación y que apuesta por estructuras más eficientes.
La transición energética involucra un cambio profundo, no solo en la forma de producir energía, sino también en cómo ésta se transporta, distribuye y consume. Así, en la medida en que avanza su consumo eficiente, se ahorra, se evita el gasto y las pérdidas que se producen al transportar la energía desde su punto de generación hasta el consumidor final.
La visualización de la tan anhelada transición, evoca principalmente imágenes de plantas solares fotovoltaicas, de imponentes turbinas eólicas o, mejor aún, paneles solares con turbinas eólicas en segundo plano. Estas tecnologías, aunque de importancia innegable para la transición, suponen desafíos importantes para su integración a la matriz energética.
Una vez establecida la importancia de la eficiencia energética para la transición, cabe preguntarse por qué, en la práctica, no se le considera en el lugar que debiera. Esto no solo desde la percepción, sino también desde los niveles de inversión pública y privada en tecnologías habilitantes, donde, indiscutidamente, las energías solar y eólica llevan la delantera.
Pero la eficiencia en este sentido puede llegar a ser realmente un factor determinante; el Plan Energético Nacional 2020-2050 identifica como resultado principal del que en Colombia la energía útil es apenas 31% de la final y la ineficiencia en el consumo es del orden de 67%. Esta situación le cuesta al país entre US$6.600 y US$11.000 millones por año.
Entonces, surge la necesidad de reflexionar al respecto. El primer paso en la búsqueda del ahorro energético de los recursos, es la optimización de la manera en que consumimos energía, sin afectar la calidad de los productos o servicios.
En esta etapa es de gran importancia conocer nuestros procesos o instalaciones, medir sus consumos, caracterizar el modo de operación, obtener su línea base, comprender cuándo y por qué se presentan consumos máximos, identificar los focos de derroche de energía, plantear soluciones con equipos o sistemas de alta eficiencia, plantear estrategias de control, realizar una evaluación continua a los resultados obtenidos.
Son múltiples los beneficios que obtenemos de optimizar el uso de los energéticos, entre ellos, ahorros en la facturación de los energéticos, disminución en la generación de gases de efecto invernadero, en la contaminación de los recursos naturales, valor agregado con la responsabilidad social empresarial. Por ello, ¿Será eficiencia o ineficiencia?