Alejandra Aljure, directora General de Llorente y Cuenca

¿Cuál es el reto más importante al que se enfrenta como mujer ocupando un cargo directivo en una empresa colombiana?

Uno de los desafíos más significativos como mujer en un cargo directivo en Colombia es superar las expectativas tradicionales de género. A menudo, enfrentamos la presión de cumplir con roles predefinidos, lo que puede limitar nuestras oportunidades de crecimiento profesional. Romper con estos estereotipos y demostrar nuestra capacidad sin verse limitadas por ellos es una lucha constante. Sin embargo, en un sector como las comunicaciones, que cuenta con una amplia participación y liderazgo femenino, el reto está en crear redes de apoyo al interior de la compañía que refuercen nuestra naturaleza incluyente de cara a clientes en industrias tradicionalmente masculinizadas.

¿Cuáles  son las principales habilidades o cualidades que una líder debe cultivar para destacarse en el ámbito empresarial en Colombia?

En el entorno empresarial actual es clave poseer una inteligencia emocional robusta para gestionar eficazmente las complejidades de las relaciones laborales. Sin embargo, además de esta capacidad, se necesitan habilidades más concretas y orientadas hacia resultados. Por ejemplo, la capacidad de análisis de datos, la competencia técnica en áreas clave y la habilidad para resolver problemas complejos son esenciales para destacarse en el ámbito empresarial. No obstante, no se puede subestimar la importancia de la empatía y la comprensión en el liderazgo efectivo. La combinación de habilidades duras y blandas es lo que realmente impulsa un ambiente de trabajo colaborativo y productivo.

¿Qué medidas podrían implementarse en una empresa para promover una mayor representación de mujeres en posiciones de liderazgo en Colombia?

Es crucial establecer políticas de equidad de género que garanticen igualdad de oportunidades y remuneración para todos los géneros. Un ejemplo claro es el de LLYC Colombia, donde 4 de los 6 cargos directivos son ocupados por mujeres. Para fortalecer aún más esta cultura organizacional, es importante reconocer las particularidades individuales y crear incentivos que impulsen el desarrollo de todo el equipo. Esto incluye promover una cultura que valore la diversidad y la inclusión en todos los niveles, así como ofrecer programas de capacitación y desarrollo adaptados a las necesidades específicas de las mujeres líderes. De esta manera, podemos avanzar hacia una representación más equitativa en las posiciones de liderazgo.

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