Carta al CEO

Colombia, en encrucijada por riesgo de racionamiento eléctrico para 2026

La advertencia sobre un posible racionamiento eléctrico en Colombia hacia el año 2026 es una llamada de atención que no podemos ignorar.
Martes, Abril 2, 2024

Por: Pablo Morales Mosquera; editor adjunto de Revista C-Level.

La advertencia sobre un posible racionamiento eléctrico en Colombia hacia el año 2026 es una llamada de atención que no podemos ignorar. La proximidad de un fenómeno de El Niño ya está ejerciendo presión sobre nuestro sistema eléctrico, lo que se ha traducido en incrementos en los precios de la energía, situándose el kilovatio por encima de los $1.000.
 

Es preocupante que la suficiencia de la generación eléctrica para hacer frente a la demanda esté en entredicho. Los retrasos en proyectos clave como La Guajira e Hidroituango, junto con un déficit en el suministro de gas que afecta a la generación térmica, están contribuyendo a esta situación.

Los expertos señalan varios factores como responsables de esta crisis inminente: la presión sobre el sistema de transmisión eléctrica, la demora en la asignación de subastas de cargo por confiabilidad y la necesidad de aumentar el "colchón" del sistema, es decir, la capacidad de respuesta ante situaciones de alta demanda.

Es evidente que se requiere una acción inmediata para evitar un escenario de racionamiento eléctrico en el futuro cercano. Incrementar el margen del sistema al 20%, como sugiere Carlos Enrique Moreno, ex consejero presidencial, es una medida indispensable para garantizar un suministro estable y suficiente de energía.

Hacia una gestión energética integral y sostenible

Es hora de que las autoridades y los actores relevantes del sector energético trabajen de manera coordinada y eficiente para fortalecer nuestra infraestructura eléctrica y asegurar el bienestar de todos los colombianos. La prevención y la planificación son cruciales para evitar crisis futuras y mantener el desarrollo sostenible del país.

La dependencia del país de la energía hidroeléctrica se ha convertido en un punto crítico, ya que aproximadamente el 70% de la electricidad proviene de estas fuentes. Con el bajo nivel de agua en los embalses, las plantas térmicas han tenido que entrar en funcionamiento para compensar la brecha en la generación de energía. Sin embargo, incluso estas medidas podrían no ser suficientes para evitar interrupciones en el suministro eléctrico si la situación continúa deteriorándose.

La urgencia de la situación no puede ser subestimada. El riesgo de que una falla en una central hidroeléctrica o cualquier otro incidente deje a partes del país sin energía es real y tangible. Es crucial que se tomen medidas inmediatas para mitigar este riesgo, incluso si eso significa recurrir temporalmente a fuentes de energía menos sostenibles.

Las declaraciones del presidente Gustavo Petro sobre la necesidad de transitar hacia fuentes de energía más limpias son loables, pero en el corto plazo, se necesitan soluciones prácticas y efectivas para garantizar un suministro eléctrico estable y confiable para todos los colombianos.

La situación actual también nos recuerda la urgencia de abordar el cambio climático y sus impactos, como los fenómenos climáticos extremos que afectan la disponibilidad de recursos hídricos. Es imperativo que se implementen políticas y medidas para adaptarse a estos desafíos y construir una infraestructura energética más resiliente.

Enfrentar la crisis energética en Colombia requiere un enfoque integral que combine medidas de corto y largo plazo, así como una colaboración activa entre el gobierno, el sector privado y la sociedad en su conjunto. La hora de actuar es ahora, antes de que sea demasiado tarde y el país se vea sumido en una crisis aún mayor.

El profesor Sergio Cabrales, doctor en Administración de Empresas, con énfasis en Finanzas, de la Universidad de los Andes; y también magister en Ingeniería Industrial e Ingeniero Industrial de la misma universidad, dio a conocer cómo sigue la situación de estos.

 

“El nivel de los embalses que alimentan las hidroeléctricas se encuentra en su punto más bajo de los últimos 20 años, con un 31.61%”, indicó medio de X (antes Twitter).

El que confirmó lo precisado por Cabrales fue el exministro de Minas y Energía Diego Mesa. Por medio de X, también aseguró que los efectos de El Niño persisten y el nivel agregado de los embalses está casi en 30% de su capacidad, mientras los aportes hídricos rondan 40% de la media histórica.

“Hay que estar en máxima alerta, porque en estas situaciones un cisne negro podría estresar completamente el sistema”, manifestó Mesa.

La sequía persistente que azota a Colombia, impulsada por el fenómeno de El Niño, ha puesto en jaque al país. A pesar de algunos episodios de lluvia en ciertas regiones, las condiciones climáticas divergentes han exacerbado la escasez de agua, creando una situación preocupante y de urgencia nacional.

El impacto de esta sequía se siente en todos los ámbitos de la vida colombiana. Los embalses están alcanzando niveles históricamente bajos, lo que plantea serias preocupaciones sobre el suministro de agua potable y la generación de energía eléctrica. Además, los sectores agrícola y ganadero se enfrentan a desafíos significativos debido a la falta de agua para el riego y para el consumo de los animales.

Esta crisis no solo es una cuestión de comodidad, sino una amenaza para la seguridad y el bienestar de todos los ciudadanos colombianos. La escasez de agua puede llevar a conflictos por el acceso a este recurso vital, así como a aumentar la vulnerabilidad de las comunidades más pobres y marginadas que dependen directamente de la agricultura y la pesca para sobrevivir.

Es fundamental que el gobierno y la sociedad en su conjunto tomen medidas urgentes para abordar esta crisis. Esto incluye la implementación de programas de conservación del agua, la promoción de prácticas agrícolas sostenibles y la inversión en infraestructura para la captación y distribución de agua.

Además, es crucial que se aborde el cambio climático de manera integral, ya que fenómenos como El Niño se están volviendo más frecuentes e intensos debido al calentamiento global. Colombia debe trabajar en colaboración con la comunidad internacional para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mitigar los impactos del cambio climático.

En última instancia, esta crisis de sequía es un recordatorio contundente de la necesidad de adoptar un enfoque más sostenible y consciente del medio ambiente en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana. Solo a través de un compromiso colectivo con la conservación y el cuidado de nuestros recursos naturales podemos superar los desafíos que enfrentamos y construir un futuro más próspero y equitativo para todos los colombianos.

En fín…

La advertencia de un posible racionamiento eléctrico en Colombia para 2026 es una llamada de atención urgente que requiere acciones inmediatas y coordinadas. La combinación de la sequía persistente, el riesgo de fenómenos climáticos extremos y las deficiencias en la infraestructura energética plantea un desafío significativo para el país. Es crucial que el gobierno, el sector privado y la sociedad en su conjunto trabajen juntos para implementar medidas de corto y largo plazo que aseguren un suministro eléctrico estable y confiable, mientras se abordan de manera integral los problemas relacionados con el cambio climático y la gestión de recursos hídricos. Solo a través de un enfoque integral y colaborativo podemos esperar superar esta crisis y construir un futuro más sostenible para todos los colombianos.