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El nuevo motor económico que crece fuera del país: radiografía del expatriado colombiano

Los expatriados colombianos se consolidan como un motor económico clave: impulsan remesas récord, dinamizan consumo global y transforman el panorama financiero del país.
Jueves, Diciembre 4, 2025

Colombia está viviendo una transformación silenciosa pero decisiva: el creciente peso económico de los colombianos que hoy viven fuera del país, una población joven, preparada y con capacidad de generar flujos financieros que modifican las dinámicas de consumo, ahorro y movilidad social tanto dentro como fuera del territorio nacional. Según el CERAC y Migración Colombia, entre 2022 y 2024 salieron del país cerca de 1,33 millones de personas, uno de los picos migratorios más altos de los últimos años. 

Aunque el ritmo de salida se ha estabilizado, la composición de esta diáspora revela un cambio estructural: el 42% de los migrantes tiene entre 26 y 35 años y el 96% cuenta con algún nivel de escolaridad, lo que confirma que se trata de una migración altamente calificada, con mayor capacidad de inserción laboral y financiera en mercados como Estados Unidos, España, Chile, México y Costa Rica. 

Un perfil joven, educado y global: así es el nuevo expatriado colombiano

Los datos del Centro de Migración Mixta muestran que esta ola migratoria está compuesta por población con alto nivel de empleabilidad. De hecho, más del 28% tiene formación vocacional y un 11% títulos universitarios, un indicador clave de movilidad social en mercados laborales internacionales. 

Este perfil coincide con las tendencias registradas por la fintech Global66, que identificó los principales gastos de los colombianos durante su proceso de asentamiento en el extranjero:

  • Estudios: más de USD 98 millones

  • Arriendo: más de USD 50 millones

  • Servicios: más de USD 11 millones

Para los nuevos ciudadanos globales, es fundamental contar con herramientas seguras para mover su dinero mientras se establecen en otros destinos. En la etapa inicial deben cubrir gastos de arriendo (14,5%), estudios (28,4%) y servicios (3,2%). Las remesas son clave para su estabilidad financiera”, explica Daniel Londoño Tapia, Country Manager de Global66

Remesas: una fuerza macroeconómica que ya pesa 3,1% del PIB

La otra cara de la migración es el inmenso flujo de recursos que llega de regreso al país. Solo en 2024, los colombianos en el exterior enviaron USD 11.848 millones, un aumento del 17,4% frente al año anterior, según el Banco de la República. Para 2025, estas remesas ya representan cerca del 3,1% del PIB nacional, consolidándose como una de las principales fuentes de divisas del país. 

Este crecimiento sostenido ha convertido a los expatriados en un actor económico estratégico, no solo para los hogares receptores, sino para sectores como vivienda, educación, servicios financieros y comercio. Las remesas actúan como estabilizador social en miles de familias y generan nuevas dinámicas de demanda en regiones donde la migración es mayor.

Migración que transforma: el impacto social y productivo

Más allá de las cifras, esta tendencia muestra un cambio profundo en la estructura social y económica del país. Según Londoño:

“Estamos viendo una migración que transforma realidades: impulsa economías familiares, fortalece la movilidad social y redefine el papel de los expatriados. Siempre buscamos ser aliados estratégicos para quienes construyen su futuro más allá de las fronteras”. 

La migración colombiana ya no es solo un fenómeno poblacional; es un eje financiero, un dinamizador de consumo global y una oportunidad para que el país fortalezca su relación con esta comunidad, tanto desde la banca como desde los servicios digitales y las políticas públicas.

Un reto para 2026: integrar a la diáspora como actor estratégico del desarrollo

Las tendencias muestran que esta población seguirá creciendo y diversificándose. La pregunta para 2026 es cómo Colombia aprovechará este capital humano, financiero y cultural para impulsar innovación, inversión y emprendimiento desde el exterior.

El país tiene la oportunidad de convertir su diáspora en un socio estratégico, no solo por las remesas, sino por su capacidad de generar redes, conocimiento y capital en mercados globales.

Porque el nuevo motor económico de Colombia está fuera del país, y entenderlo será clave para los próximos años.