Carta al CEO

Las acciones y ambiciones climáticas sostienen la economía humana

El fenómeno del Niño, la economía, la transición energética, Colombia, y el liderazgo de las empresas del sector energético, son temas que pueden estar relacionados de diversas formas y deben ser articulados a través de la gestión del nuevo MinMinas.
Martes, Julio 25, 2023

Por: Pablo Morales Mosquera; editor Revista C-Level.

Hay indicios de que la crisis climática se acelera, pero no de que la humanidad haya recuperado su instinto de supervivencia. Una hoja de ruta ambiciosa en materia energética resulta vital para ejecutar acciones que perpetúan a la especie humana en el tiempo. Contrarrestar las nefastas consecuencias del cambio climático es un acto de economía humana que reconforta, aporta longevidad, calidad de vida, e incluso, fortalece la estructura macroeconómica de una sociedad consciente de la imperante necesidad de mantener cierto equilibrio con la naturaleza.

El fenómeno del Niño puede tener un efecto importante en la economía de Colombia. Las sequías prolongadas, reducción en la disponibilidad de agua para riego y consumo humano, así como incendios forestales, pueden afectar la producción agrícola y ganadera. 

En este escenario, la matriz de transmisión eléctrica emerge como un aliado natural en la lucha contra el cambio climático que afecta al país. Gracias a su capacidad para transmitir energía desde fuentes alternativas, como la solar y la eólica, estas redes se convierten en un pilar fundamental para garantizar la disponibilidad de tecnologías renovables, incluso en tiempos de sequía.

La economía de Colombia es una de las más grandes de América Latina y tiene una diversidad de sectores, cómo: Agricultura, industria manufacturera, servicios y recursos naturales. Los eventos climáticos extremos, como el fenómeno del Niño, pueden afectar negativamente la economía al dañar sectores clave o afectar la producción y el comercio.

En este contexto, es fundamental buscar soluciones que promuevan la sostenibilidad ambiental de Colombia y reduzcan la dependencia de las fuentes de energía que generan un impacto negativo en el medio ambiente, como las térmicas.

Es claro que para enfrentar el fenómeno del Niño y los retos del cambio climático, la transmisión energética sostenible ambientalmente es imprescindible. Fortalecer y expandir este tipo de redes, así como fomentar la entrada de nuevas fuentes limpias de generación, se convierte en una prioridad para el país. 

Pero la transición energética parece estática. Según SER Colombia, Asociación de Energías Renovables Colombia, hoy tenemos instalados apenas 350 MW de energía renovable, menos de 1% de los 18.000 MW respaldados con garantías financieras para entrar en operación en el transcurso de esta década. Si se acelerará la puesta en marcha de esta energía limpia, se duplicaría la capacidad actual de generación. Seis de cada 10 de estos proyectos se encuentran frenados por trámites.

El asunto preocupa puesto que la demanda energética viene creciendo a ritmo más alto que el de la oferta. Hoy en día hay más de 400.000 hogares sin acceso a la energía eléctrica en el país, y ésta cifra podría ser aún más alarmante dentro de cuatro años, si no se amplía la capacidad de generación. Es inminente la necesidad de nuevos proyectos.

El camino hacia una Colombia más verde y próspera se encuentra en la combinación de esfuerzos tanto públicos como privados, en pro de un futuro más sostenible y resiliente frente a los cambios climáticos que puedan presentarse. 

Justo allí es dónde entran a jugar factores como el del más reciente cambio en la cartera de MinMinas, con la entrada de Andrés Camacho, un ministro que deberá asumir retos significativos, como el de El Niño y la necesidad de ampliar la capacidad de generación de energía para evitar déficits en el corto y mediano plazo.

Desde el Gobierno se debe incentivar con mayor fuerza y pertinencia la inversión del sector privado en energías limpias, sin caer en el error de excluir de tajo los combustibles fósiles. Es deber del gabinete y de todas las autoridades competentes garantizar los mecanismos óptimos para poner en marcha este tipo de proyectos. Pero también le corresponde a las empresas del sector  la adopción de medidas para hacer frente a los impactos del fenómeno del Niño en la economía. Las políticas y regulaciones que promuevan el uso de energías limpias y la adaptación al cambio climático son fundamentales para abordar estos desafíos.