Aproximación a gestión de riesgos y toma de decisiones ágiles en las organizaciones de hoy
En un entorno incierto, José Luis Santiago Lozano reflexiona sobre la gestión de riesgos y la toma de decisiones ágiles como clave para la innovación empresarial.
Jueves, Octubre 17, 2024
Las circunstancias actuales de negocios y profesionales nos llevan a premisar que estamos ya en nuevos y complejos tiempos que debemos abordar ante la incertidumbre entendida como la multiplicación de los futuros posibles; pero también, la otra cara de la moneda es que dichos escenarios y futuros abren también el horizonte hacia diferentes oportunidades en las cuales los negocios y empresas pueden adaptarse y responder adecuadamente. Hoy en día – profesionalmente hablando – veo dos grandes tendencias en ese mundo empresarial: profesionales que sean capaces de tomar decisiones ágiles y que puedan afrontar nuevos riesgos todo esto por supuesto en un mundo volátil, ambiguo, cambiante y con alta incertidumbre. Desarrollemos estas ideas.
Una primera reflexión viene de un artículo de Bloomberg BusinessWeek en donde manifiestan de que la coyuntura actual ha sacado a la luz la necesidad de comprender los riesgos, planificar la gestión de las crisis y preverlas bajo un rol profesional denominado gerente de riesgos que hace cerca de veinte años era algo verdaderamente exótico y de cierta forma enmarcado en áreas legales y financieras (por lo menos en el caso de los Estados Unidos); sin embargo, circunstancias como el 11-S, la crisis financiera del 2008 y todo lo relacionado alrededor del COVID-19 ha sacado a flote la necesidad de profesionales integrales con vista de gestión de los riesgos. Otro elemento para destacar de un artículo de Harvard Business Review es que cada empleado debe convertirse en un gestor de los riesgos en su día a día y en todas las jerarquías y a través de las organizaciones deben convertirse en risk manager orientado en un ejercicio de foco y colaboración entre todos los colaboradores con una adecuada identificación, tratamiento y mitigación de riesgos conocidos y los desconocidos.
Por otro lado, tenemos la aproximación a la toma de decisiones ágiles y a ese liderazgo adaptativo de personas -que hoy pasa por una alta autogestión y automotivación interna- y procesos orientados hacia el alto desempeño. Esto también requiere que dentro de las organizaciones se venzan ciertas barreras burocráticas para que las crisis se conviertan en los disparadores que permitan “encender” la innovación. Sin embargo, esta misma, trae también el desafío que los equipos ágiles para entregarla: el tiempo trabajado para la innovación y el tiempo esperando a otros (los cuellos de botella en las organizaciones). Para reducir esto último se puede proponer reducir los tiempos de espera en “pequeñas partes” que permitan resolver problemas complejos en algo más simples orientado a innovaciones que se puedan revisar y adaptar periódicamente, con esto pasaremos de tomar cinco grandes decisiones en un mes a tomar acción cinco veces durante un día. Ahora bien, las metodologías ágiles no pueden convertirse en la panacea y en la excusa para no llevar a cabo una preparación y planeación en las áreas y procesos de las organizaciones. No se puede dejar todo al azar o al día a día, se requiere de una cierta dosis de organización y aproximación clásica a los problemas para adaptarlo junto con estos nuevos enfoques ágiles.
Con estas reflexiones, quiero dejar unas breves consideraciones para que abordemos desde estas aproximaciones a la agilidad y a los riesgos y con nuevos ojos, los desafíos que tenemos profesional y organizacionalmente para que salgamos avante ante los retos de hoy.