
El poder de las palabras
En un mundo polarizado y violento, el poder de las palabras nos obliga a reflexionar sobre el impacto del lenguaje que usamos y amplificamos cada día.
Domingo, Junio 8, 2025
En un mundo hiperconectado, donde el World Economic Forum ha identificado la polarización y la desinformación como dos de los cinco principales riesgos globales, las palabras han dejado de ser solo símbolos para convertirse en armas, puentes o muros. Depende de cómo las usemos.
Vivimos en tiempos donde un simple estímulo, una publicación, un titular, un tuit, basta para provocar una reacción inmediata. Comentamos, replicamos y sentenciamos sin pausa, como si el lenguaje no tuviera consecuencias. Pero las tiene. Y cada vez son más evidentes.
Esta reflexión nace desde el dolor, desde la impotencia que genera ver a Colombia volver a escenarios que creíamos superados. Momentos oscuros, de violencia que no empieza en las armas, sino en las palabras. Porque antes del estallido, vino la narrativa. Antes del acto violento, vino la incitación.
Hoy estamos viendo los efectos de una conversación pública deteriorada: la normalización del odio, el sicariato moral, el señalamiento constante al otro. Se ha instaurado un lenguaje bélico que elimina la diferencia y promueve el linchamiento. Y todo esto amplificado por redes sociales, por ejércitos de bots, por discursos irresponsables que se disfrazan de liderazgo.
Es momento de detenernos.
De hacer una pausa.
De observar con honestidad cómo usamos las palabras.
Nos corresponde, especialmente a quienes trabajamos en comunicación, liderar un cambio urgente en el uso del lenguaje. No basta con “comunicar bien”. Hay que comunicar con conciencia, con propósito, con ética.
Tenemos que enseñar —y aprender— que no todo se debe responder, que no toda noticia se debe compartir de inmediato, que no todo lo que nos llega es cierto. Que el silencio, muchas veces, también es una forma poderosa de comunicación.
Es momento de preguntarnos, como ciudadanos, como padres, como líderes:
¿Qué mundo estamos construyendo con las palabras que usamos? ¿A qué futuro nos llevan las narrativas que alimentamos?
La palabra tiene peso. Tiene memoria. Y tiene poder.
Hagámonos cargo.
Nota: #FUERZAMIGUEL