
La confianza pública nace de la contratación transparente
La contratación transparente es clave para recuperar la confianza ciudadana, cerrar brechas y garantizar el buen uso de los recursos públicos.
Miércoles, Junio 18, 2025
La contratación pública en Colombia es uno de los pilares más sensibles de nuestra democracia. Según Transparencia por Colombia (2023), cerca del 15 % del presupuesto público se pierde anualmente por corrupción. Son más de 50 billones de pesos que deberían destinarse a salud, educación o innovación, pero terminan siendo desviados. Frente a esta realidad, necesitamos reconfigurar la contratación como un instrumento estratégico para recuperar la confianza ciudadana, impulsar el desarrollo y garantizar el buen uso de los recursos públicos.
En sectores como la educación digital, esto cobra un valor aún más evidente. Cada computador que llega a una escuela rural, cada proceso de formación docente o proyecto tecnológico que conecta a comunidades apartadas es el resultado de decisiones contractuales. La calidad de esos procesos determina, en gran parte, si la tecnología transforma o simplemente pasa de largo.
Contratar bien no es solo cumplir con lo que dicta la ley. Es también garantizar pluralidad, transparencia y visión estratégica. La Contraloría General de la República ha mostrado que los procesos que fomentan la competencia abierta reducen en un 30% los riesgos de sobrecostos y favorecimientos. Cuando se permite la participación de distintos operadores y proveedores calificados, se mejora la calidad de los servicios y se optimiza cada peso invertido.
Hoy, en el contexto de una transformación digital profunda, la contratación pública no puede seguir siendo un procedimiento puramente técnico o administrativo. Debe entenderse como una herramienta para cerrar brechas y democratizar el acceso a oportunidades. Según el DANE, en 2023 el 40% de los municipios rurales aún enfrentaban grandes desafíos de conectividad. ¿Cómo superar esa desigualdad si no se contrata con enfoque territorial, transparencia y ética?
Cada proceso contractual exitoso es también una oportunidad para reconstruir el vínculo entre el Estado y la ciudadanía. Solo el 28% de los colombianos confía en las instituciones públicas. Esa cifra puede mejorar si lo público se hace bien, si hay resultados claros, seguimiento y rendición de cuentas. La confianza no se impone: se cultiva con hechos.
La ética pública no es un discurso, es una estrategia. Países con altos estándares de integridad en la gestión tienen economías más sólidas y sociedades más cohesionadas, según el Banco Mundial. Y en el caso colombiano, apostar por lo ético, lo plural y lo transparente es también la vía más efectiva para consolidar un país innovador, digital e inclusivo.
Hoy más que nunca, necesitamos servidores públicos, líderes y ciudadanos que entiendan que la contratación estatal no es un trámite, sino una poderosa herramienta para construir futuro.