La (delgada) línea entre lo urgente y lo importante

Aprender a diferenciar lo urgente de lo importante es un desafío clave del liderazgo moderno, especialmente en un mundo dominado por la inmediatez.
Santiago Bonivento

Santiago Bonivento

Abogado y profesor en la Pontificia Universidad Javeriana

Existe una multiplicidad de combinaciones posibles con la disyuntiva que permea el diario vivir en el liderazgo y la ejecución: lo urgente y lo importante o, diferente por lo demás, lo urgente o lo importante. Es tan complejo distinguir algo que urja que no sea importante (y vice versa) que se convierte en una de las grandes virtudes de los líderes y ejecutores de proyectos, ideas, emprendimientos, entre otros, en el siglo XXI.

Quizá, antes, el mundo giraba un poco menos rápido. Y no porque la rotación fuese diferente, sino porque, sin redes sociales, llamadas a larga distancia y correos electrónicos que van y vienen, la presión del “ya” solía ser menor. Hoy, la inmediatez impera y es una constante. Pocas cosas (por lo menos en el imaginario) no son urgentes e importantes. 

Lo urgente y lo importante suele ser la regla general. No hay urgencia sin que sea importante, suelen decir algunos. Otros, quizá más optimistas, indican que no todo lo que parece ser urgente termina siendo, al final, importante. La importancia es, tal vez, la parte más compleja a reconocer. Si algo es realmente importante, quizá, no sea urgente. Y, esa combinación, suele ser la que más complejidad supone para el liderazgo. 

La relevancia que se expresa entre lo que es urgente y lo que es importante marca la tendencia de lo que cualquier líder pretende evocar. A título personal, en mi corta carrera profesional, saber distinguir entre lo que es urgente y lo que es importante ha sido uno de los desafíos más abrumadores y complejos. Todo, por lo menos en la apariencia, tiende a ser urgente. Pero, también, divisa ser importante. La clave, difícil de encontrar por lo demás, radica en entender que la urgencia y la importancia son conceptos que deben analizarse en perspectiva y de forma sistémica o, en otras palabras, puestas sobre el contexto de la situación, momento o espacio objeto de análisis. Encontrar esa diferencia, por sutil que parezca, trasciende el liderazgo en uno en donde la compasión, el apoyo y la reciprocidad hace de las suyas. 

El líder del hoy en día está llamado, no solamente a la esencia misma que implica dicha acción, que cuenta con la capacidad transformadora de impactar (positiva o negativamente la vida de una multiplicidad de personas) sino, también, a entender que comprender lo que es urgente y lo que es importante le hará, a este, a su equipo, y a su organización, un manejo adecuado de las situaciones de crisis. 

Al final, si la urgencia y la importancia tiene una manifestación expresa, clara y evidente, es en los momentos de crisis en donde poner a prueba la capacidad del líder por gestionar la urgencia distinguido de su importancia se hace no solo necesario sino, también, catalizador de decisiones que conduzcan a su debida superación.