¿Qué tan lejos estamos de una jubilación digna? Del mito al método

El Global Retirement Index 2025 revela que jubilarse exige método, milagros: disciplina, ahorro temprano y decisiones informadas marcan la diferencia.

José Luis León

Country Head para Colombia y Perú, Natixis Investment Managers

Cuando el 43% de los inversionistas globales afirma que alcanzar la seguridad para la jubilación requerirá “un milagro”, mi primera reacción no es pesimismo, sino oportunidad. Porque en finanzas, los milagros tienen un nombre mucho más tangible: disciplina y decisiones informadas.

El Global Retirement Index 2025 de Natixis Investment Managers nos deja una lección poderosa: los países que lideran el ranking no son potencias económicas, sino naciones pequeñas que han alcanzado un consenso social sobre lo que realmente importa para garantizar jubilaciones dignas. Noruega, Irlanda, Suiza, Islandia, Dinamarca… lo que comparten no es riqueza, sino claridad colectiva.

El 78% de los inversionistas reconoce que financiar la jubilación recae cada vez más en sus propios hombros. Algunos lo ven como una carga. Yo lo veo como empoderamiento. Durante décadas confiamos nuestra seguridad futura a sistemas paternalistas. Hoy ese modelo está cambiando —y con ese cambio llega algo revolucionario: el control sobre nuestro propio destino financiero.

Colombia ocupa el puesto 43 entre 44 países, enfrentando desafíos evidentes en bienestar material y desigualdad. Pero aquí surge un paradoja esperanzadora: entre los 44 países analizados, somos terceros en tasas de interés, uno de los indicadores más importantes para construir riqueza a largo plazo. Mientras los inversionistas en Europa enfrentan rendimientos cercanos a cero, nosotros tenemos herramientas que, si se usan con inteligencia, pueden multiplicar el ahorro.

Hablemos con números reales. Una persona de 30 años que ahorre COP 500.000 al mes con un rendimiento anual del 8% acumularía alrededor de COP 1,2 mil millones a los 65 años. Comenzar a los 40 implicaría ahorrar casi el triple al mes para alcanzar la misma meta. El “milagro” no es más que tiempo más constancia.

El GRI mide más que dinero: calidad de vida, salud, gobernanza, felicidad. Colombia obtiene un 55% en salud, y nuestro sistema de cobertura obligatoria nos ubica en el puesto 15 entre los países del estudio. Al menos uno de los pilares fundamentales de una jubilación digna ya está construido.

Pero hay un llamado urgente para Colombia: la formalización laboral —no como una política abstracta, sino como una decisión personal transformadora—. Cada trabajador que sale de la informalidad accede no solo a una pensión, sino también a crédito, seguros, instrumentos de inversión y educación financiera estructurada. La informalidad no es solo un problema macroeconómico; es una barrera personal para construir riqueza generacional.

Tres acciones inmediatas que propongo:

Primero, educación financiera. Si el 66% de las personas ahorra menos debido a la inflación, comprender instrumentos indexados y diversificación marca toda la diferencia.

Segundo, empezar hoy. El mayor costo no es empezar con poco, sino no empezar.

Tercero, buscar asesoría profesional. Navegar tasas de interés, inflación y opciones de inversión requiere acompañamiento experto.

Los datos podrían interpretarse como un diagnóstico desalentador. Yo prefiero verlo como una hoja de ruta. Sabemos dónde somos débiles (desigualdad, gobernanza) y dónde tenemos fortalezas aprovechables (tasas de interés, fuerza laboral activa, cobertura en salud). Colombia tiene una ventana demográfica única: una población que (aún) es joven y (definitivamente) activa. Lo que hagamos en los próximos diez años definirá nuestro futuro.

Si Singapur puede subir 12 posiciones en un solo año, si Dinamarca puede pasar del noveno al quinto lugar, quedarse en el puesto 43 no es un destino —es un punto de partida. Los mejores viajes comienzan desde abajo, con una sola dirección posible: hacia arriba.

El 40% teme no haber ahorrado lo suficiente, pero un 60% se siente confiado u optimista. Y la esperanza, cuando se combina con planificación, es invencible. El milagro que esperan los inversionistas no vendrá del cielo. Vendrá de miles de decisiones diarias que tomemos desde hoy.

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