Carta al CEO

Trazando el futuro energético de Colombia: Renovables, exportaciones y plantas térmicas

Llegó la hora de unir esfuerzos y acelerar la transición hacia un futuro energético más sostenible y justo para todos los colombianos.
Martes, Abril 16, 2024

Por: Pablo Morales Mosquera; editor de Revista C-Level.

En un contexto mundial donde la necesidad de abordar el cambio climático y asegurar un suministro energético confiable y accesible se vuelve cada vez más apremiante, los principales actores del ámbito de las energías renovables emiten un llamado hacia el futuro de Colombia. Este llamado resonará en el 7mo Encuentro y Feria de Renovables, un evento organizado por SER Colombia, FISE y WEC, programado del 17 al 19 de abril en Barranquilla, donde se congregan  los líderes del sector para discutir y delinear los próximos pasos hacia un futuro energético más sostenible.

El compromiso de aumentar la capacidad de energía renovable en el país es más que una declaración; es una promesa respaldada por acciones concretas. La industria está demostrando su capacidad para liderar la transición hacia un modelo energético más sostenible y accesible para todos los colombianos.

Con la incorporación planeada de 1.240 megavatios de energía solar este año, y la identificación de 44 proyectos adicionales en etapas tempranas de desarrollo, el impulso renovable está en marcha. Estas inversiones no solo generarán empleo y emprendimientos en el corto plazo, sino que también sentarán las bases para un futuro energético más resiliente y competitivo.

Sin embargo, no podemos ignorar los desafíos que enfrenta esta industria emergente. La entrada en un mercado eléctrico consolidado requiere ajustes significativos en los procesos de planeación, contratación y operación. Es crucial que el gobierno y los actores del sector trabajen de la mano para superar estas barreras y facilitar la integración masiva de energías renovables en la red eléctrica nacional.

Detrás de cada cifra y cada proyecto, hay historias de familias como la de María y Pedro, para quienes el acceso a una energía limpia y asequible es más que un lujo, es una necesidad básica. Como sociedad, debemos asegurarnos de que nadie se vea obligado a elegir entre alimentar a su familia y pagar una factura de energía excesiva.

El llamado a la acción es claro: es hora de unir esfuerzos y acelerar la transición hacia un futuro energético más sostenible y justo para todos los colombianos. Desde el gobierno hasta las empresas y la sociedad civil, todos tenemos un papel que desempeñar en este proceso. Actuemos hoy para construir un mañana más brillante y equitativo para María, Pedro y todos nuestros ciudadanos.

La decisión de suspender la exportación de energía a Ecuador

En medio de las preocupaciones sobre la seguridad energética en Colombia, la reciente decisión del Gobierno de suspender totalmente la exportación de energía a Ecuador se destaca como un movimiento necesario y prudente. La confirmación del ministro de Minas y Energía, Andrés Camacho, revela una respuesta proactiva a las alertas de posibles racionamientos energéticos en el país.

La situación es clara: el país enfrenta un desafío energético debido a las condiciones climáticas adversas, especialmente marcadas por el Fenómeno de El Niño, que ha provocado una sequía significativa. Ante esta realidad, es imperativo que Colombia priorice su abastecimiento interno de energía para garantizar la estabilidad y la seguridad de su suministro eléctrico.

La orden de poner a las termoeléctricas en su máxima generación diaria es una medida transitoria pero esencial en este contexto. Maximizar la capacidad de generación termoeléctrica es una respuesta lógica para hacer frente a la demanda energética aumentada por las condiciones climáticas desfavorables.

Es importante reconocer que la decisión de suspender las exportaciones de energía no se toma a la ligera. Colombia tradicionalmente ha sido un exportador neto de energía, contribuyendo al abastecimiento de países vecinos como Ecuador. Sin embargo, en situaciones excepcionales como la que enfrentamos actualmente, es esencial que el país priorice sus propias necesidades energéticas.

Esta medida refleja la responsabilidad del Gobierno hacia sus ciudadanos al tomar acciones proactivas para mitigar los riesgos asociados con la escasez de energía. Además, demuestra un compromiso claro con la seguridad energética y la estabilidad del sistema eléctrico nacional.

Si bien la suspensión de las exportaciones de energía puede tener implicaciones económicas, es un sacrificio necesario para garantizar el bienestar y la seguridad de la población colombiana. Es un recordatorio de que en tiempos de crisis, la prioridad debe ser proteger los intereses y las necesidades de los ciudadanos.

En última instancia, esta decisión destaca la importancia de la planificación y la gestión eficaz de los recursos energéticos en el país. Es fundamental que Colombia continúe invirtiendo en infraestructura energética resiliente y sostenible para enfrentar los desafíos presentes y futuros.

La suspensión total de la exportación de energía a Ecuador es un paso necesario y justificado en respuesta a las condiciones energéticas actuales. Es un ejemplo de cómo el Gobierno está priorizando el bienestar y la seguridad de los ciudadanos colombianos, incluso en medio de desafíos climáticos y económicos.

 

Una mirada a las plantas térmicas

La preocupación por la seguridad energética en Colombia ha alcanzado un punto crítico ante el bajo nivel de los embalses provocado por el Fenómeno de El Niño. Ante esta situación, el gobierno colombiano se ha visto en la necesidad de buscar soluciones urgentes para evitar un potencial racionamiento de agua y energía en todo el país. Una de las medidas adoptadas ha sido la puesta en funcionamiento de las centrales térmicas a su máxima capacidad.

La Resolución 40116 de 2024, emitida por el Ministerio de Minas y Energía, establece medidas transitorias para abastecer la demanda energética durante el fenómeno de El Niño. Esta resolución, basada en recomendaciones del Centro Nacional de Despacho, determina que las plantas térmicas generarán energía térmica máxima despachable todos los días de la semana.

La urgencia de estas medidas se hace evidente al considerar el impacto que la escasez de agua y energía podría tener en la población colombiana. En Bogotá, por ejemplo, los habitantes ya están experimentando un severo racionamiento de agua, y el alcalde de la ciudad ha advertido sobre la posibilidad de un racionamiento de energía eléctrica.

Es crucial reconocer que la situación actual demanda acciones decididas y rápidas por parte del gobierno y de todos los actores involucrados en el sector energético. Si bien la generación térmica puede ser una solución temporal para enfrentar la crisis, es fundamental que se acompañe de medidas a largo plazo que promuevan la diversificación de la matriz energética y la reducción de la dependencia de fuentes hídricas.

Además, es importante que estas medidas se implementen de manera transparente y con la participación activa de la sociedad civil. La comunicación clara sobre la situación energética y las acciones tomadas por el gobierno contribuirá a generar confianza y apoyo en la población.

La crisis energética actual nos recuerda la importancia de la planificación y la gestión sostenible de nuestros recursos naturales. Es necesario avanzar hacia un modelo energético más resiliente y equitativo que garantice el acceso a la energía de manera sostenible para todos los colombianos.

La puesta en funcionamiento de las plantas térmicas a su máxima capacidad es una medida necesaria para hacer frente a la crisis energética causada por el fenómeno de El Niño. Sin embargo, es fundamental que estas acciones se complementan con estrategias a largo plazo que aseguren la estabilidad y la sostenibilidad del sistema energético colombiano.

En fin…

En medio de desafíos climáticos y económicos, Colombia traza su futuro energético con decisión. Es momento de priorizar la sostenibilidad y la seguridad energética, uniendo esfuerzos hacia un mañana más justo y resiliente para todos los colombianos.