
Carta al CEO
Un lunes negro que nos recuerda nuestra fragilidad económica
Hoy, las bolsas del mundo se desplomaron tras una nueva ola de aranceles de EE.UU., y el precio del petróleo Brent cayó por debajo de los USD 63, muy lejos de los USD 74,3 que proyectó Colombia para su presupuesto 2025.
Lunes, Abril 7, 2025
Las pantallas de los inversionistas abrieron hoy con un solo color: rojo. Las principales bolsas del mundo colapsaron en cuestión de horas y el precio del petróleo se desplomó a niveles no vistos desde 2021. El término “lunes negro” no es una exageración mediática, sino la radiografía real de un sistema global interconectado y extremadamente sensible a las decisiones políticas de los grandes bloques económicos.
La reciente imposición de aranceles por parte de Estados Unidos, que incluye un impuesto del 10% a todas las importaciones y gravámenes de hasta el 50% a productos clave de países como China y Japón, ha desatado una tormenta bursátil. Asia y Europa sintieron el golpe con caídas superiores al 7%, y los futuros de Wall Street anticipan otra sesión crítica.
Para Colombia, esta situación no es solo una noticia lejana. El desplome del precio del petróleo Brent a menos de 63 dólares por barril es una alerta fiscal urgente. El Gobierno Nacional proyectó su presupuesto con base en un precio de USD 74,3. Esta brecha puede traducirse en menores regalías, caída en la inversión extranjera, presión sobre el dólar y, sobre todo, dificultades para financiar programas sociales y estratégicos en un año clave para la reactivación.
Hoy, más que nunca, debemos hablar de realismo económico. Colombia sigue dependiendo en exceso de los precios internacionales de las materias primas y de un entorno externo que no controlamos. Las coyunturas globales nos siguen recordando que sin diversificación productiva, sin ahorro anticíclico y sin un fortalecimiento institucional que nos prepare para lo inesperado, la economía colombiana siempre estará en la cuerda floja.
La lección para el liderazgo empresarial es clara: en tiempos de incertidumbre global, la prudencia estratégica, la planeación con escenarios y la resiliencia organizacional son más valiosas que cualquier pronóstico optimista.