Carta al CEO
¿Cómo se están formando los profesionales del mañana?
La educación debe alinear necesidades de un entorno corporativo cambiante, marcado por la automatización de procesos.
Martes, Agosto 1, 2023
Por: Pablo Morales Mosquera; editor Revista C-Level.
Uno de los temas más complejos, con un gran poder para transformar el futuro de una sociedad, que debería estar en el centro de las políticas de Estado y, por supuesto, en la agenda de nuestros dirigentes, es la educación. Pero ésta también debería estar como eje esencial en el portafolio de nuestras empresas.
Creo firmemente en que la educación es el principal reto de Colombia. Pero más ahora, en pleno auge de la inteligencia artificial y la automatización de procesos. La estructura del sistema educativo nacional está la raíz de los problemas más acuciantes; la falta de igualdad de oportunidades, la tasa endémica de desempleo juvenil, la baja competitividad y productividad del mercado laboral, etcétera, etcétera….
En un contexto de evolución de herramientas tecnológicas permanente, el aprendizaje debe convertirse en una prioridad inmediata de las autoridades, por lo que resulta urgente un diagnóstico exhaustivo de las políticas de Estado sobre educación superior. Y bueno, urge recapacitar en cómo se están formando los profesionales del mañana.
De acuerdo con el más reciente artículo de Raquél Bernal, rectora de la Universidad de Los Andes, titulado “Mañana será tarde para pensar en el futuro de la educación”, la educación permite a los jóvenes sentirse reconocidos como miembros útiles de la sociedad, da sentido a sus vidas. Como consecuencia de esto, el Estado ahorra recursos en políticas de protección social, salud y empleo. Pero también lo hacen las empresas.
Los recursos utilizados para fines educativos no lo son todo. También suma la voluntad y pesa la calidad del conocimiento, al momento de aprehender. E incluso, en el contexto actual, no se deben perder de vista los avances tecnológicos, la automatización de procesos, la inteligencia artificial.
Según el informe más reciente del Foro Económico Mundial del futuro del empleo, para 2030, año que está a la vuelta de la esquina, 30% de las ocupaciones que ahora existen, estarán totalmente automatizadas. También reporta que cerca de 30% de las tareas del 65% de las ocupaciones se habrán automatizado para ese mismo año.
Esto implica, entre otras cosas, la obsolescencia de la educación, e incluso, del conocimiento. Ante este apocalíptico panorama se hace cada vez más necesaria la formación que permite trabajar en equipo, aprender y adaptarse a los cambios.
Es decir, vamos a tener que estudiar de manera continua, constante, dinámica, para poder mantener actualizadas nuestras competencias y ser relevantes en el mundo.
En estas épocas, las transacciones bancarias se hacen con un click en el teléfono, las pólizas de seguro las decide la inteligencia artificial, las plataformas de aprendizaje profundo tienen la capacidad de diagnosticar y prescribir tratamientos para ciertas enfermedades con resultados más efectivos que el ser humano, y los datos, el machine learning y las analíticas de datos definen lo que ocurre en el sector agrícola.
¿La educación debe alinear entonces las necesidades de un entorno corporativo cambiante, marcado por la automatización de procesos? El marco mental digital requiere una disposición a la colaboración y una apertura al cambio. Implica la necesidad de adquirir competencias nuevas a lo largo de la vida, pero, sobre todo, de estar en capacidad de ver el mundo de manera diferente y de estar dispuesto a cambiar nuestro comportamiento en respuesta a eso.