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Esmeraldas colombianas: caída en exportaciones y los retos que marcarán 2026
Las esmeraldas colombianas enfrentan una caída histórica en exportaciones, pero el sector busca recuperar terreno en 2026 con trazabilidad, sostenibilidad e inversión.
Jueves, Diciembre 11, 2025
Las esmeraldas colombianas atraviesan uno de los periodos más complejos de la última década. Según el documento La evolución del sector esmeraldero: desafíos presentes y fortalezas que marcan el rumbo, compartido por Fedesmeraldas, el cierre de 2025 dejará exportaciones por apenas 116 millones de dólares, una caída significativa frente a los 182 millones alcanzados tres años atrás.
La reducción refleja factores globales como tensiones geopolíticas, ajustes del comercio internacional y los aranceles aún vigentes en Estados Unidos, el principal destino de estas gemas.
En una industria donde las fluctuaciones son comunes, por tratarse de un recurso natural no renovable, el 2025 se consolidó como un año retador. Sin embargo, el sector mantiene elementos de fortaleza que podrían impulsar su recuperación en 2026.
Un mercado en ajuste: caída en exportaciones y señales de recuperación
La contracción de las ventas externas pasó de 162 millones de dólares en 2024 a 116 millones en 2025, un descenso marcado por condiciones internacionales adversas. “Cuando hay guerras o tensiones internacionales, lo primero que se recorta son las inversiones en bienes de lujo, y las esmeraldas no son la excepción”, indicó Óscar Baquero, presidente de Fedesmeraldas.
A pesar del escenario económico, Baquero enfatizó que el valor por quilate de la esmeralda colombiana sigue siendo superior al de países competidores como Zambia o Brasil, un elemento clave para sostener la demanda global.
Por su parte, Guillermo Galvis, presidente de Acodes, proyectó un mejor 2026: “Esperamos mejoras en temas arancelarios y logísticos. Con buena producción, tendremos buenos resultados. El mundo está en recuperación”.
Trazabilidad y certificación: la base de la confianza internacional
La calidad de las esmeraldas colombianas se mantiene como uno de los principales diferenciales del país. Para respaldarla, Colombia opera un sistema de inspección liderado por la Agencia Nacional de Minería, que incorpora análisis gemológicos y verifica origen, calidad y autenticidad.
Cuando existe duda sobre una muestra, esta se remite al laboratorio CDTEC GemLab, donde se aplican estándares gemológicos internacionales. Gracias a estos procesos, compradores de mercados como Estados Unidos, India y China realizan verificaciones adicionales que confirman la reputación del país.
Fortalecer aún más estos mecanismos de trazabilidad será determinante para sostener la competitividad en una industria donde la transparencia es indispensable.
Financiación, exploración e inversión: los retos para dinamizar la industria
El sector enfrenta desafíos estructurales como el acceso limitado a financiación, la necesidad de explorar nuevas betas y la urgencia de atraer inversión nacional.
Si bien la inversión extranjera ha impulsado el crecimiento, Galvis subraya que “fortalecer la confianza local será fundamental para que el sector siga generando empleo y bienestar en las regiones productoras”.
Promover un marco regulatorio claro, con acompañamiento institucional y reglas estables, será clave para que nuevos proyectos sostenibles se consoliden y generen mayor valor económico y social.
Una joya estratégica para las regiones productoras
Aunque la minería de esmeraldas no representa una porción significativa del PIB frente a sectores como el petróleo o el café, su impacto regional, cultural y simbólico la convierte en un eje estratégico para Colombia.
El potencial de valor agregado a través de certificación, trazabilidad, innovación gemológica y sostenibilidad, abre una ruta para posicionar las esmeraldas como la gema insignia de un nuevo modelo de minería responsable.
La calidad incomparable de las esmeraldas colombianas sigue siendo una ventaja competitiva global, y su fortalecimiento dependerá de cómo el país gestione inversión, regulación y confianza en los próximos años.