El Macondo real

Netflix adaptará Cien Años de Soledad, desafiando la visión de García Márquez y generando grandes expectativas entre puristas y nuevos públicos.
Mario Suárez

Mario Suárez

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Ya está a punto de lanzarse la adaptación de Netflix a televisión de Cien Años de Soledad. Lleva ya un buen tiempo desde que se anunció y la larga espera solo aumenta las expectativas, especialmente a sabiendas de que el mismo García Márquez insistiera en vida que su libro no debiera ser adaptado a televisión ni cine, justamente para que los lectores no sesguen y se imaginen todo aquello que no existe.

Las decisiones de los herederos que la voluntad de su padre no se mantenga años después tienen sentido a la luz de democratizar aquella historia tan fascinante de un libro complicadísimo, que nos obligaron a leer en los colegios sin mayor gusto ni entendimiento.

En mi opinión, y seguro en la de muchos, esta historia debería ser más ampliamente difundida. Su mensaje y su retrato de la cultura colombiana y latinoamericana deberían conocerse más. Incluso, para que más de uno se entere de que, antes de Bad Bunny y J Balvin y todo el reggaetón, hubo otros artistas latinoamericanos que exportaron cultura latina. En su momento fue mundialmente reconocido como el Boom Latinoamericano, algo así como lo que hace el reggaetón y los ritmos latinos hoy en día, solo que en ese entonces las súper estrellas eran escritores y escritoras que preferían dejar la extravagancia para sus ideas y su pluma, y no para sus ropas o los accesorios.

Hoy, solo gracias a la popularidad de Netflix y el desuso de la lectura de libros como entretenimiento, hacer una serie de Cien Años de Soledad se convierte en una buena opción para que más personas, especialmente los más jóvenes, entiendan la grandeza de la literatura colombiana y por qué fue que alguien de este país se ganó un premio Nobel.

El reto no es fácil, es bien sabido por todos que no faltarán los puristas del libro, que ante la adaptación cinematográfica siempre van a querer exhibir sus conocimientos a costa de críticas basadas únicamente en las diferencias entre lo que está escrito y lo que se ve en la serie.

Mucho se ha hablado de si existe o no Macondo realmente, y la verdad es que físicamente no. Pero, de acuerdo a la idea del autor, Macondo es lo que vemos todos los días en nuestra sociedad. Que un expresidente rodee en su caballo a un jugador de fútbol exhibiendo sus destrezas galopando, o que ese mismo expresidente salude a sus seguidores mientras pincha una presa de pollo Frisby con un tenedor desechable, es muy pintoresco. O que un presidente aparezca en unas imágenes tomado de la mano de alguien que no es su esposa en otro país tarde en la noche, también lo es.

Hace mucho tiempo hubo una telenovela colombiana ambientada en la costa atlántica. Un grupo de costeños se quejó con el canal RCN alegando que los ridiculizaban a través de esta novela, pero sorprendentemente todo lo que mostraron fueron situaciones de noticias reales que ocurrieron allí. Como que una señora engañara a todo el país haciéndole creer que estaba embarazada de 7 niños, cuando su barriga era hecha de trapos. O que en unos contenedores de una naviera tuvieran unos ciudadanos chinos emigrantes ilegales. Muy fácil la tuvieron los libretistas de Chepe Fortuna, como en su momento Gabo, cuando inventó el realismo mágico que no es nada más que retratar situaciones que, por lo pintorescas, parecen mágicas, pero son situaciones reales del día a día.

Lo que sí es cierto es que todos veremos la serie. Algunos con la idea de recordar aquella historia, ahora llevada a otro escenario. Otros con el purismo y pesimismo de pseudo intelectuales que dirán que nunca debió ultrajarse la voluntad del Nobel colombiano. Otros con la curiosidad de saber de qué va esa historia de la que tanto se habla. Como sea, lo que sí es cierto es que una vez más Gabo revivirá.

¿Nos decepcionará Netflix o la sacará del estadio? Por el amor que le tengo al libro, espero que sea lo segundo.