Es hora de renovar profundamente la democracia como la conocemos

Ante esta realidad, propongo replantear nuestro sistema democrático, no para deshacernos de él, sino para transformarlo hacia una democracia corporativista.
Foto de Fabián Motta, consultor de comunicaciones

Fabián Motta

Consultor de comunicaciones

Desde mi mayoría de edad, hace ya 26 años, he sido testigo y participante de varias elecciones en Colombia, abarcando presidenciales, congresuales y municipales. Con el transcurso del tiempo, mi sensación de representación ha disminuido ante la evidencia de un sistema que favorece la continuidad de dinastías políticas y la elección de representantes con conocimientos limitados en áreas críticas para el desarrollo y bienestar del país.

A mis 44 años, como padre de familia y empresario que contribuye significativamente a la economía local, me resulta alarmante ver cómo las decisiones gubernamentales, tomadas desde la ignorancia en temas de vital importancia como economía, salud, educación, justicia y defensa, impactan negativamente en nuestras vidas.

Ante esta realidad, propongo replantear nuestro sistema democrático, no para deshacernos de él, sino para transformarlo hacia una democracia corporativista. Este enfoque reconoce los defectos inherentes a nuestra práctica democrática actual, donde es fácil para ciertos grupos de poder manipular los resultados electorales a su favor, dejando a la mayoría sin una voz verdaderamente representativa.

Hacia un modelo de democracia corporativista

La democracia corporativista se fundamenta en la idea de que cada sector de la sociedad, con sus particulares necesidades y experticias, debe tener una representación directa y efectiva en el proceso legislativo y de toma de decisiones. Esto garantizaría que las políticas reflejen un entendimiento profundo y comprensivo de los desafíos que enfrentamos.

Por ejemplo, en un congreso corporativista, el sector salud estaría representado no solo por profesionales médicos, sino también por gestores de hospitales y clínicas, que puedan aportar una perspectiva integral sobre cómo mejorar nuestro sistema de salud desde la legislación. Igualmente, es indispensable que las pequeñas y medianas empresas, fundamentales para la economía, cuenten con una voz en la mesa, especialmente cuando se discuten reformas laborales y económicas que afectan directamente su sostenibilidad.

Este cambio hacia una democracia corporativista implica también el desarrollo de mecanismos de transparencia y rendición de cuentas, así como la promoción de una inclusión real y efectiva de todas las voces en el debate político.

Implementación y desafíos

La transición a una democracia corporativista requerirá un compromiso colectivo para rediseñar nuestras instituciones políticas de manera que reflejen más fielmente la composición y los intereses de la sociedad. Esto incluye no solo un rediseño legislativo, sino también un esfuerzo educativo para preparar a los ciudadanos para participar activamente en este nuevo sistema.

Es crucial que acompañemos este cambio con una robusta educación cívica, que capacite a los ciudadanos para ejercer su participación de manera informada y constructiva, entendiendo no solo sus derechos sino también sus responsabilidades dentro de un sistema corporativista.

La necesidad de una reforma democrática en Colombia es palpable. La transición hacia una democracia corporativista representa una oportunidad para reconectar el gobierno con las necesidades reales de sus ciudadanos, asegurando que las decisiones se tomen en beneficio de toda la sociedad y no de unos pocos. Es momento de tomar acción decisiva para el futuro de nuestro país, buscando no solo el bienestar actual sino también el de las futuras generaciones de colombianos.