Influencia

¿Cómo blindar las marcas para evitar ataques injustos por parte de algún influencer que quiera volver a su comunidad en contra de algo?
Mario Suárez

Mario Suárez

Advertising | Marketing | Digital | Social Media | Consultancy | Planning | Strategy

A pesar de todo lo controversiales, ridículos -que pueden llegar a ser algunos-, útiles o de todas las opiniones encontradas que generen, los influencers están en todas partes y su poder en términos culturales, de masas, de negocio y en cuestiones de marketing es real.

Hace unos días en una transmisión en vivo, el humorista mexicano Franco Escamilla habló de una marca de salsas mexicanas llamadas El Primo, elogiando el sabor de la salsa de guacamole. 

Todo cambió cuando su compañero de show, otro humorista conocido como La Mole, exclamó: “Lástima que no paguen”, debido a un incumplimiento de pago en algún contrato publicitario pasado con la marca. A lo que Escamilla con mirada seria y directa a la cámara exclamó: “Escúchame bien, primo. No juro, ching* a mi madre si en la pu** vida vuelvo a consumir tus productos de mierd*. Y todo aquel que consuma productos Salsa Del Primo, no puede ser considerado mi familia. Con mi familia nadie se mete, primo”. 

La reacción de los seguidores del humorista fue ir directamente a los perfiles de redes sociales de la marca de salsas para atacarla en los comentarios por el incumplimiento, hasta tal punto que la marca tuvo que desactivar la interacción por un tiempo y debió pausar todo tipo de contenido nuevo, sacar un comunicado de prensa, ver sus ventas afectadas y todo lo que implica estar en medio de una crisis de PR (relaciones públicas). 

Hoy en día, a pesar de aparentemente ya haber saldado el pago a La Mole, la marca sigue cargando el estigma de no pagar sus responsabilidades y en todos sus post en redes sociales se puede ver aún el reclamo de personas de todas partes del mundo por el impago.

Javier Ibarreche, un exprofesor de literatura, que hace tan solo unos pocos años durante los inicios de pandemia empezó a hablar en su cuenta de titkok de las películas y series que le gustaban, se convirtió en el influencer más importante de cine y televisión de toda Latinoamérica. Esta semana cumplió por segunda vez consecutiva la tarea nada fácil de cubrir la entrega de premios Oscar para TV Azteca. Lo interesante no es solo que haya logrado tanto en tan poco tiempo, sino que su opinión y reconocimiento supere el de los presentadores habituales de los canales de televisión, pues muchos artistas del séptimo arte lo reconocían más a él que a muchos otros prefiriendo ser entrevistados por este influencer.

Por otro lado, Ibai Llanos, un streamer español, es entre otras cosas, ahora el presentador para televisión de la gala del balón de Oro que se realiza en París todos los años por el mes de octubre. 

La novedad, que no presenta en ningún canal de televisión, sino en los perfiles de redes sociales a través de un “en vivo” y en sus canales habituales de streaming. Lo otro, que no se tiene que vestir de smoking, ni siquiera estar presente en el evento, pues desde su casa, en pantaloneta, chancletas y camiseta frente a su computador como lo hace todos los días, presenta el evento, entrevista jugadores, opina al respecto y hasta discute con los jugadores más famosos del mundo con quienes hasta hace chistes. En la última edición, fue muy famoso cuando Messi le hizo el reclamo a este streamer por un comentario de hacía meses, lo cual no impidió que la entrevista continuara y terminara en muy buenos términos. 

No todo es bueno ni de admirar, hace días, un influencer colombiano amenazó en vivo a un periodista que opinó y lo calificó de maltratador animal por un post subido el día anterior. 

Aunque infortunado el comentario del periodista, pues el post era un mal chiste y ni siquiera era una foto propia, desmedida fue la actitud y respuesta del influencer.

El impacto de este suceso, fue aún más desmedido, pues muchos de sus seguidores fueron directamente a las redes sociales de no solo el periodista que hizo el comentario sino de otros dos que salieron a su defensa y hasta fueron amenazados de muerte.

El caso que está ocurriendo en este preciso instante, el del influencer Jake Paul, que después de ser famoso decidió convertirse en boxeador. Su última gran acción ha sido el de lograr que el gran Mike Tyson quiera volver a subirse a un cuadrilátero. Muy recientemente se anunció la pelea y ya es todo un show. Seguramente será la pelea más fácil de Mike Tyson que le lleva 27 años a su contrincante influencer. Veamos cómo el show mediático supera lo deportivo, ahora imaginemos lo que esto puede suponer en términos de negocios adjuntos y dinero. Una vez más, no duden del poder de los influencers.

Lo cierto, es que el negocio de influencers crece diariamente, para este año se espera que sea un negocio de casi 22 billones de dólares, hoy nadie duda de su efectividad y su impacto en las vidas de muchas personas. Son un medio en sí mismos, pues cautivan a una audiencia y ejercen real influencia sobre ella, por eso las marcas deben pagarles para aparecer ahí, para que ellos las promocionen. Es más rentable hacer influencer marketing que hacer publicidad en medios impresos. Se convirtieron en sí mismos en una agencia de publicidad y medios, que piensa y diseña el contenido, lo crea, lo produce, lo publica, lo administra y hasta negocia con otros medios (otros influencers) para lograr más alcance. Es decir, una competencia más para las agencias.

Por todo esto, muchas dudas para un tema tan crucial por estos días. 

Es bien sabido que el poder corrompe a las personas y que la mayoría no está preparada para tenerlo y menos para administrarlo. Por eso, ¿dónde parará tal poder y qué estaremos por ver y vivir? 

Ya que tienen tanto poder, ¿por qué no lanzarse a corporaciones públicas de elección popular? 

Ya tenemos congresistas influencers, ¿pero qué tal una mayor representación? ¿Qué impacto tendría en la vida diaria de las personas y de las naciones una actividad mucho más comprometida con las decisiones de país de estos influencers? 

Y por último, además de hacer las cosas bien y correctas, ¿cómo blindar las marcas para evitar ataques injustos por parte de algún influencer que quiera volver a su comunidad en contra de algo?