La educación como pilar de la seguridad privada: profesionalización y futuro

Por: Luis Fernando Carvajal, director de Prosegur Security en Colombia

Luis Fernando Carvajal

Director general de Prosegur Security en Colombia

La inseguridad, un flagelo que aqueja a varias regiones del país, es un problema multifactorial que exige actualmente soluciones integrales y complementarias que contribuyan a construir un futuro más seguro.  Ante esta realidad hay un factor del cual poco se habla y que es parte fundamental en esta materia. Invertir en educación en el sector de la seguridad juega un papel fundamental de cara a ser un pilar ineludible para construir una Colombia más segura.

Teniendo en cuenta que actualmente muchas de las políticas públicas en materia de seguridad están enfocadas en acciones como, por ejemplo, el aumento del personal de vigilancia o la implementación de innovaciones tecnológicas, no se puede dejar de lado que la formación y la capacitación del personal que trabaja en estos roles es un factor que cada vez toma más relevancia, sobre todo porque la seguridad es una actividad que depende en gran medida de las capacidades de su personal, así como del desarrollo del talento humano; y es este desarrollo del talento lo que promueve buenas prácticas y la generación de valor agregado a la actividad de la seguridad y la vigilancia.

La seguridad privada es mucho más que una industria, es un pilar esencial para la protección de personas y bienes en un mundo complejo. En este contexto, la formación continua y la profesionalización de los vigilantes y guardas de seguridad son indispensables para fortalecer un sector que enfrenta desafíos globales en constante cambio. Prosegur, con iniciativas como su Universidad Corporativa y el modelo de Seguridad Híbrida, demuestra que invertir en las personas es la clave para construir un entorno más seguro y competitivo.

El valor de la formación en un entorno cambiante

Los retos actuales requieren trabajadores capacitados en competencias tecnológicas, humanas y de autogestión. En el caso de los vigilantes de seguridad, estas habilidades van más allá de las tradicionales, abarcando el manejo de herramientas nuevas y capacidad de apoyo de todo tipo de fuentes, tanto humanas como drones, sistemas de videovigilancia y análisis de datos en tiempo real. Además, competencias humanas como la empatía, la comunicación y el pensamiento crítico son indispensables para operar en entornos híbridos que combinan tecnología avanzada y expertise humano que hagan un uso estratégico de los datos.

Por ejemplo, los vigilantes conectados a los Centros de Operaciones de Seguridad Inteligente (iSOC) de Prosegur, tienen a su disposición tecnologías que amplifican su capacidad de respuesta y análisis. Este modelo, que aplicamos en más de 14 países, permite gestionar datos en tiempo real para garantizar decisiones informadas y rápidas ante incidentes para lo que se requieren todas estas nuevas competencias.

El futuro de la seguridad privada

Por poner un ejemplo, el modelo de Prosegur, basado en la integración de personas, tecnología y datos, marca un camino claro hacia la profesionalización del sector. Este enfoque no solo mejora las competencias de los trabajadores actuales, sino que también atrae nuevos talentos, asegurando un futuro prometedor para la industria. La clave está en empoderar a las personas desde la educación y profesionalidad y fomentar una cultura de innovación que haga del mundo un lugar más seguro.

La seguridad privada no es solo una industria; es una vocación que requiere constante evolución, formación y compromiso. Apostar por la educación es apostar por un futuro donde la seguridad sea un valor universal, accesible y eficaz.