¿La Inteligencia Artificial mejorará o empeorará la comunicación?
De la inteligencia artificial (IA) se ha teorizado, conspirado, informado y hasta dudado, pero lo cierto es que ya es accesible en mayor o menor escala desde millones de dispositivos con una conexión a internet.
Viernes, Marzo 1, 2024
Y con su parcial democratización se están transformando dinámicas y redefiniendo el rol mismo de los profesionales, y lo que pueden alcanzar en tiempos cada vez más cortos. Pero también se están tocando límites viciosos y preocupantes para un sector fundamental en la vida de las personas.
¿Qué se viene? Bueno, como todo, depende del prisma con el que se observen sus posibilidades...
Lo bueno: Una comunicación más ágil, integral y mejor soportada
La IA automatiza tareas repetitivas, genera ideas o estructura de textos, imágenes y videos basados en millones de archivos e intentos por pensar o crear que se han gestado desde mucho tiempo atrás.
Esto acelera la capacidad de producción y libera a los profesionales para que se enfoquen en la estrategia, la creatividad, la planificación y el valor agregado sobre lo que hacen.
También realiza tareas increíbles como la traducción simultánea, o permite aumentar y enriquecer la realidad que nos rodea para expresar mejor lo que es importante para nosotros. Miles de nuevas maneras de conectar que se abren ante nuestros ojos.
Claro, y todo el apartado relacionado a procesar y tomar decisiones con datos se hace más cercana, así como se le puede dar vida a asistentes virtuales que nos ayudan en cientos de tareas básicas, nos da sugerencias de mejora en nuestro trabajo, en fin, amplía las posibilidades productivas, de comunicación y entretenimiento a límites insospechados… y eso es brillante.
Tanta la escala de lo que propone y puede traer que apenas estamos en los albores de lo que está por venir, pero genera expectativa, fascinación y una oportunidad para empresas y personas por igual.
Lo malo: Desempleo, irrealidad y sesgo
Ya hay redacciones donde de 10 periodistas, solo quedan tres y una licencia de IA. Más veloces e incansables, generan contenido 24/7 con la tecnología y se apoyan del trabajo de editores para un resultado final. Otros periodistas en campo también apoyan en lo que sucede en campo y el contenido se genera con una precisión y velocidad pasmosas. Cuesta pensar cómo evolucionará en unos años que siga mejorando el algoritmo de creación de contenido.
Una revolución que pondrá en riesgo millones de puestos de trabajo en la medida en que los profesionales no demuestren cómo diferenciarse y generar valor, mientras aumenta la confianza en una IA que puede tener fácilmente sesgos y errores fruto de sus fuentes de alimentación disponibles, que pueden terminar por desinformar o distorsionar la realidad.
Mucho peor todavía. Los avances con plataformas como Sora o Emo plantean inquietudes sobre lo que sucederá con las noticias falsas y con la realidad que se va a construir en un futuro donde será casi imposible distinguir lo que es grabado o creador por humanos y lo que es fruto de una instrucción a una inteligencia artificial.
Muchas dudas se plantean y desafían lo que pensamos sobre la ética, sobre la moral, sobre el papel de la empatía y la creatividad en la construcción de la comunicación y del futuro. Ciertamente dependerá de cómo se gestione e incluso cómo se regule, pero a hoy, sigue siendo un arma de doble filo de la que depende de qué lado de la espada empuñemos la tecnología.