Sin equipo, nada

La consolidación de equipos es clave para el éxito organizacional; trabajar en equipo es vital para alcanzar metas sostenibles y duraderas.
Santiago Bonivento

Santiago Bonivento

Abogado y profesor en la Pontificia Universidad Javeriana

Colombia vivió una época gloriosa con la llegada de José Pekerman a la dirección técnica de la selección colombiana de fútbol masculina de mayores en el año 2012. El entrenador venía de ser seleccionador, algunos años atrás, de la selección masculina de mayores de su país, Argentina, así como de categorías juveniles. Su paso, en todas, destacado. Tenía la meta clara de llegar a la Copa del Mundo del año 2014 con la selección colombiana y consolidar un proceso, con materia prima individual más que destacada, pero carente de procesos colectivos. 

Más allá de los resultados del entrenador durante sus largos años como timonel en la selección colombiana, llegando a ser cuartofinalista en la Copa del Mundo organizada en Brasil en el 2014, y estar entre las dieciséis mejores selecciones del mundo en la Copa del Mundo cuatro años después en Rusia, su legado se puede apreciar, de primera mano, en un maravilloso video que ronda charlas motivacionales en organizaciones, empresas, escuelas y, en general, en la red. En este, el argentino da puntillazos de liderazgo puro y duro en un ámbito de complejo manejo por lo que ello representa: la consolidación de verdaderos equipos. 

Palabras más, palabras menos*, expresó Pékerman en el video: “Puedes elegir correr solo, o trabajar en equipo y llegar lejos, ¿qué decides? Ir solo es más fácil, no tienes que ponerte de acuerdo con nadie, si erras, erras solo. En equipo, es a otro precio. Que para ser escuchado, primero tenés que ser oído (...) porque cuando se juega en equipo, se celebra en equipo”.

Hoy en día, uno de los valores más grandes al interior de cualquier organización o lugar que agrupa personas es su gente y la consolidación de sus equipos al interior. No es posible ir sólo, simple. O, tal vez lo es; pero el camino será más espinoso, más largo y, con certeza de ello, más complejo. No se trata de parecer un equipo, se trata de realmente serlo. Apoyo decidido y toma de decisiones grupales, dos características de difícil comprensión y compleja implementación pero, a la vez, sanadoras, revitalizadoras y exponencialmente ganadoras.

Sin equipo, nada. Con equipo, la tranquilidad de sentirse respaldado, de saber que existe, en terminología de sistemas, redundancia plena en caso que algo falle o no esté. Al final, como todo, el individuo es pasajero y su perdurabilidad, muchas veces, se consolida a través de su equipo. Reitero: sin equipo, nada.