Carta al CEO

Un año de recesión: Las políticas económicas del Gobierno de Petro al desnudo

La nueva reforma tributaria buscaría aumentar los impuestos en un 45% a aquellos que ganan más de $10 millones al mes.
Martes, Enero 16, 2024

Por: Pablo Morales Mosquera; editor de Revista C-Level.

Los primeros años de una presidencia suelen ser reveladores, e incluso influyentes, al modelar la dirección en la que se moverá un país. Es sin duda el período en el que sabemos si el nuevo líder puede realmente cumplir con sus promesas de campaña. 

Desde hace un poco más de un año, Gustavo Petro, la primera figura de izquierdas en el ejecutivo de la reciente Colombia, ha estado al volante, maniobrando la economía con propuestas que parecían ser baluartes revolucionarios. Sin embargo, lo que se esperaba que fuese una avalancha de cambio ha sido recibido con juicios mezclados, año y medio más tarde, su Gobierno ha generado una lluvia de aprobaciones y desaprobaciones de los economistas y expertos financieros.

Petristas y críticos por igual se embarcaron en este viaje, ansiosos por presenciar el resultado de una agenda económica pintada con los colores brillantes de la revolución. Las aspiraciones eran altas y las expectativas mayores después de la ascensión del primer presidente de izquierdas en décadas. Incrustado en esta narrativa se encuentra el eterno debate entre la izquierda y la derecha sobre la decisión óptima en cuanto a la dirección económica. 

En este contexto, Petro nos prometió una serie de modificaciones económicas que aspiraban a respaldar al pobre, al trabajador y al campesino, pero ¿ha logrado su administración convertir estas promesas en realidad? ¿Han sido sus políticas económicas la panacea esperada para una nación en necesidad de cambio tras décadas de conservadurismo económico?

Estamos ante una nueva tributaria con más carga a los profesionales exitosos y C-Level…

La idea de distribuir la carga tributaria de manera más equitativa entre las distintas capas económicas de la sociedad suena noble. Sin embargo, en el caso de la reforma adoptada por el gobierno de Petro, ha suscitado más críticas que aplausos. Por un lado, algunos aplauden la intención de redistribuir los recursos; pero otros ven una desventaja potencial en una economía ya frágil.

Una de las reformas más controvertidas del Gobierno de Petro ha sido su reforma tributaria, que apunta a redistribuir los recursos de las familias adineradas y los profesionales exitosos a las empresas y corporaciones. Esta política, que buscaría aumentar los impuestos en un 45% a aquellos que ganan más de $10 millones al mes, ha alarmado a muchos, incluyendo a los ejecutivos C-Level. Aunque el objetivo podría ser igualar la balanza económica, se teme que este aumento de impuestos pueda provocar una recesión y empujar a los profesionales a buscar oportunidades en otros lugares.

¿Por qué castigar a los profesionales exitosos y los ejecutivos de alto nivel con un golpe impositivo del 45% cuando económicamente estamos caminando sobre una cuerda floja? Aunque la intención podría ser nivelar el campo de juego, la preocupación reside en que esta medida pueda ocasionar una recesión innecesaria.

La implementación de políticas de alto riesgo en un momento como este podría resultar contraproducente. Los temores son legítimos, dado que un aumento significativo en los impuestos podría llevar a un éxodo de profesionales que busquen oportunidades más lucrativas en otros lugares. 

Los expertos han advertido que este nuevo sistema tributario podría tener efectos trascendentales y no deseados en el paisaje empresarial del país. La redistribución de recursos es un objetivo loable, pero debe hacerse de manera que asegure el crecimiento y la estabilidad económica a largo plazo.

Una reforma tributaria lamentablemente exitosa…

Petro ha logrado aprobar una reforma tributaria, aprobada en noviembre del año pasado, que deja un sabor agridulce. Los expertos coinciden en que la mayor parte de la carga impositiva cae sobre las empresas y ciertos sectores económicos, más que sobre la mayoría de los ciudadanos. Aunque fue valorado el esfuerzo para recaudar ingresos de alrededor de $20 billones o 1,2% del PIB, existen argumentos sobre si esta es la manera correcta de estimular la economía. Se critica que la reforma no apoye lo suficiente a las pequeñas y medianas empresas e insta a aumentar los impuestos sobre el patrimonio de las personas más ricas.

El desafío del gasto público:

El déficit fiscal de Colombia se ha disparado a un 57% del PIB, sobrepasando el límite establecido de 55% como resultado de los gastos de emergencia ocasionados por la pandemia. Esto pone a la economía bajo una enorme presión. Con $20 billones obtenidos de la reforma tributaria, y otros $16 billones acumulados, el Gobierno de Petro ha sido criticado por no lograr canalizar estos recursos para reactivar sectores como la construcción y las obras públicas.

¿Una reducción de la pobreza en veremos? 

Petro siempre ha hecho ondear la bandera de la reducción de las desigualdades, y aunque ha habido alguna disminución de la pobreza multidimensional en un 3,1%, el impacto de la administración ha sido marginal. Esta situación se podría atribuir a la tardanza en la implementación de los programas sociales y a la interrupción en la entrega de subsidios estatales a millones de hogares.

El vago esquema de la economía popular…

La promesa de integrar a millones de personas que trabajan en la economía informal a través de créditos, cooperativas, y otros mecanismos de financiación sigue siendo ambigua y no está clara. El plan parece estar en diseño preliminar con asignación de recursos, pero todavía no hay signos de implementación.

Transición energética con un avance positivo pero con dudas…

A pesar de las controversias generadas por la exministra de Minas, Irene Vélez, y sus problemas de nepotismo, se reconoce que el Gobierno ha avanzado en formas novedosas de impulsar la transición energética, centrándose en la descarbonización. Sin embargo, los pronunciamientos poco claros sobre la suspensión de contratos y exploración de hidrocarburos, han generado inquietud.

Y bueno, ya todo queda al desnudo…

Después de todo, es cierto que la presidencia de Gustavo Petro ha sembrado numerosas semillas de cambio, cubriendo el panorama económico con nuevas ideas y políticas. Pero estas semillas, por muy prometedoras que sean, deberán enfrentarse a la dura realidad del clima económico y social de Colombia. Con una posible recesión en el horizonte, un gasto público que parece no conocer límites y las controversias en torno a la reforma tributaria, es normal y necesario cuestionar la viabilidad y eficacia de estos cambios. ¿El Gobierno de Petro está realmente preparado para manejar estos desafíos?

Además, la implementación lenta y en ocasiones ineficiente de los programas sociales, que deberían ser la punta de lanza de un gobierno de izquierdas, no deja de plantear dudas. Si la transformación social y económica que se prometió no está llegando a aquellos que más la necesitan, es imperativo preguntarse: ¿Están estas políticas alcanzando a su público objetivo? ¿O solo están quedando en el papel, sin tener un impacto tangible en la realidad?

Al final de su primer año, el Gobierno de Petro parece estar en una encrucijada. Las intenciones pueden ser loables, los cambios podrían ser necesarios, pero las decisiones adoptadas y la forma en que se están implementando han dejado importantes interrogantes. ¿Son éstas las reformas que Colombia necesita? ¿O está el gobierno de Petro navegando por aguas desconocidas sin un mapa claro? El tiempo, como siempre, tendrá la última palabra. Por el momento, la mezcla de aprobación y desaprobación que han provocado las políticas de Petro nos dejan a la espera de cómo se desenvolverán los siguientes años de su presidencia.

 

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