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¿Cuál es el proceso para convocar una constituyente en Colombia?

La convocatoria a una nueva constituyente por parte del presidente Gustavo Petro en Colombia plantea interrogantes fundamentales sobre el futuro del país.
Lunes, Marzo 18, 2024

La reciente convocatoria del presidente Gustavo Petro a considerar la formación de una nueva Asamblea Constituyente en Colombia ha generado un amplio debate, no solo sobre la conveniencia y el proceso de tal iniciativa, sino también sobre las implicaciones que tiene para la democracia y la estabilidad del país. Este llamado se produce en un momento en que varias de las reformas propuestas por el actual gobierno han encontrado resistencia en el Congreso, lo que ha suscitado preocupaciones en diversos sectores de la sociedad y el espectro político colombiano.

La Constitución de 1991, producto de un histórico y ejemplar proceso de diálogo y consenso, es considerada una de las más avanzadas de América Latina en términos de derechos humanos, participación ciudadana y descentralización del poder. Su "juventud" y el papel que ha jugado en la transformación y modernización del Estado colombiano plantean interrogantes sobre la necesidad y el momento elegido para convocar a una nueva constituyente. La preocupación de que el impulso hacia una revisión constitucional pueda estar motivado, en parte, por dificultades en la implementación de ciertas políticas gubernamentales, resalta la importancia del debate sobre los mecanismos democráticos de gobernabilidad y reforma.

La preocupación expresada por el Congreso y por una amplia franja de la sociedad colombiana gira en torno a la posibilidad de que la propuesta de una constituyente, lejos de buscar un consenso más amplio o profundizar la democracia, pueda ser percibida como un intento de sortear los canales institucionales establecidos para la aprobación de reformas. Este debate refleja la tensión inherente a cualquier democracia entre la necesidad de avanzar en agendas de cambio y la importancia de preservar las estructuras y procesos que garantizan la participación, el debate y el acuerdo entre diferentes fuerzas políticas y sociales.

¿Cuál es el proceso para convocar una constituyente y qué desafíos enfrenta esta iniciativa?

Para iniciar un proceso de Asamblea Constituyente en Colombia, existen varios mecanismos legales y políticos. La iniciativa puede ser impulsada por el presidente, requerir la aprobación del Congreso, o ser promovida por la ciudadanía mediante la recolección de firmas. Cada una de estas vías enfrenta sus propios desafíos, desde la construcción de consensos políticos hasta la movilización y participación ciudadana.

  1. Iniciativa Presidencial: Siguiendo el precedente de Gaviria, el presidente puede proponer la convocatoria, pero necesita del apoyo del Congreso o de una manifestación directa del pueblo para avanzar.

  2. Aprobación del Congreso: Esencial para legitimar el proceso, el Congreso debe debatir y votar la propuesta, un paso que requiere de amplias negociaciones y acuerdos políticos.

  3. Participación Ciudadana: La alternativa de impulsar la convocatoria a través de firmas subraya la importancia del respaldo popular y la participación activa de la sociedad en la reforma constitucional.

El debate actual no debería centrarse únicamente en la viabilidad o el deseo de una nueva constituyente, sino en cómo Colombia puede continuar avanzando en su camino hacia una sociedad más justa, equitativa y en paz, respetando los mecanismos democráticos y el espíritu de la Constitución actual. La reflexión profunda sobre estos temas es fundamental para asegurar que el país no solo mantenga sus logros, sino que también aborde efectivamente los desafíos pendientes.

El futuro de Colombia y el fortalecimiento de su democracia dependerán de la capacidad de todos los sectores de la sociedad para dialogar y encontrar caminos comunes. La preocupación actual del Congreso y de amplios sectores de la ciudadanía frente a la propuesta de una nueva constituyente refleja la importancia de proteger los avances logrados y de proceder con cautela y responsabilidad frente a cambios de tal magnitud. En última instancia, el debate sobre una nueva constituyente debe ser una oportunidad para reafirmar el compromiso colectivo con la democracia, la paz y el bienestar de todos los colombianos.