Innovación

La terapia que acelera un 50 % la cicatrización de heridas

La Terapia de Presión Negativa reduce infecciones y acelera en un 50 % la cicatrización de heridas graves, quemaduras y lesiones quirúrgicas.
Lunes, Mayo 26, 2025

En hospitales de Colombia y América Latina, miles de pacientes conviven cada día con una realidad dolorosa y persistente: heridas que no sanan. Desde úlceras por diabetes hasta quemaduras graves o lesiones quirúrgicas mal cicatrizadas, estos casos representan un desafío silencioso para los sistemas de salud. Sin embargo, una innovación clínica está cambiando ese panorama: la Terapia de Presión Negativa (TPN).

Este tratamiento consiste en aplicar presión subatmosférica controlada sobre la herida, utilizando apósitos especiales conectados a un sistema de succión. El objetivo es crear un entorno cerrado que estimule el flujo sanguíneo, favorezca la regeneración del tejido, disminuya la carga bacteriana y reduzca el exudado e inflamación.

El resultado es contundente: hasta un 50 % de reducción en el tiempo de cicatrización, menor riesgo de infecciones y complicaciones postoperatorias, y una mejora significativa en la calidad de vida del paciente.

Un impacto clínico y económico

Además de acelerar la curación, la TPN reduce en un 13 % el riesgo de infecciones quirúrgicas y en un 12 % otras complicaciones, como seromas y fístulas. Su implementación temprana evita cirugías adicionales, reduce el uso prolongado de antibióticos y disminuye los días de hospitalización.

“El desafío es implementar esta terapia de manera oportuna”, señala el Dr. Felipe Vargas, Clinical Specialist Senior en Solventum. “Muchas veces se introduce cuando ya hay complicaciones avanzadas. Pero su verdadero valor está en actuar a tiempo, cuando puede cambiar el curso clínico del paciente”.

Una amenaza creciente: heridas crónicas en América Latina

Las heridas crónicas se definen como aquellas que no cicatrizan adecuadamente en seis semanas. Según la Organización Mundial de la Salud, las quemaduras no mortales están entre las principales causas de morbilidad en países de ingresos bajos y medios. Además, la diabetes, una de las principales causas asociadas, podría afectar a más de 50 millones de personas en la región para 2050, según la Federación Internacional de Diabetes.

El impacto es profundo: infecciones, dolor crónico, pérdida de movilidad e incluso amputaciones. En este contexto, tecnologías como la TPN dejan de ser una opción y se convierten en una necesidad.

Un mercado en crecimiento

El interés por la TPN no solo crece en hospitales: también se refleja en cifras de mercado.

  • En América Latina, el segmento generó ingresos por USD 185 millones en 2023 y se espera que llegue a USD 275 millones en 2030, con un crecimiento anual del 5,8 %.

  • A nivel global, la TPN superó los USD 2.680 millones en 2024 y proyecta alcanzar USD 5.470 millones en 2035, creciendo al 6,7 % anual.

Capacitación médica: clave para el éxito

La eficacia de esta terapia no depende solo del dispositivo, sino de una estrategia clínica bien implementada. Se requieren equipos médicos capacitados, protocolos estandarizados y diagnósticos tempranos.

“La TPN no es solo un dispositivo, es una estrategia clínica. Aplicarla a tiempo es lo que marca la diferencia entre una recuperación exitosa y un tratamiento fallido”, insiste el Dr. Vargas.

En salas de urgencias, quirófanos y unidades de cuidados intensivos, la Terapia de Presión Negativa ya está marcando la diferencia: heridas que antes no cicatrizaban comienzan a cerrar, pacientes con complicaciones logran recuperarse más rápido y los sistemas de salud optimizan sus recursos.

En una región con alta prevalencia de heridas crónicas y recursos limitados, la TPN se consolida como un aliado imprescindible para médicos, instituciones y pacientes.