El liderazgo digital se construye en cooperación, no en competencia

El México Digital Summit 2025 plantea el reto de construir un pacto digital latinoamericano basado en cooperación, ética e inclusión tecnológica.

Felipe Antonio Olaya Arias

Consultor empresas y entidades estatales

La transformación digital ya no es una promesa: es el terreno donde se define la competitividad de los países, la confianza de los ciudadanos y la sostenibilidad de los gobiernos. En América Latina, esta conversación alcanza un punto decisivo con el México Digital Summit 2025, un espacio que, más allá de la tecnología, pone sobre la mesa el verdadero desafío de nuestra era: construir un pacto digital con propósito público.

Durante los dos días del evento, en Ciudad de México, líderes de gobierno, empresas y academia discutirán sobre conectividad, inteligencia artificial, ciberseguridad, talento digital, fintech y gobernanza de datos. Pero lo relevante no son los temas en sí, sino la convergencia que representan. La infraestructura ya no puede pensarse sin inclusión; la IA no puede crecer sin ética; la conectividad no puede expandirse sin equidad. Esa es la nueva agenda regional: una transformación digital centrada en las personas.

México llega a esta conversación con una posición estratégica. El auge del nearshoring, la expansión de su red de centros de datos y la aceleración de la conectividad rural lo convierten en laboratorio natural para las soluciones digitales de próxima generación. Pero el desafío es regional: América Latina necesita pasar de la dependencia tecnológica a la producción de valor propio. La infraestructura no basta si no hay políticas de confianza digital, educación técnica y una ciudadanía empoderada para participar en las decisiones que moldean su futuro.

La agenda del Summit aborda precisamente esa visión integral. Los paneles sobre infraestructuras críticas y centros de datos destacan la urgencia de garantizar soberanía tecnológica y resiliencia frente a amenazas cibernéticas. Las sesiones sobre inteligencia artificial abren la discusión sobre cómo convertir esta herramienta en motor de productividad, pero también de ética pública. Y el bloque sobre educación digital y talento pone el acento donde debe estar: en la formación continua y la cooperación entre gobiernos, universidades y empresas para cerrar la brecha de habilidades digitales que aún divide a la región.

También se abordarán temas emergentes que marcan la nueva economía digital: la expansión del comercio electrónico, el papel de las fintech en la inclusión financiera, la automatización del transporte y la gobernanza basada en datos. Cada uno de estos temas configura una oportunidad para redefinir la relación entre innovación y equidad.

El México Digital Summit 2025 no es solo una vitrina tecnológica, sino un termómetro político y económico de hacia dónde se dirige la región. En un contexto global en el que los datos son el nuevo petróleo, América Latina no puede limitarse a ser consumidora de tecnología. Necesita producir conocimiento, diseñar estándares y asegurar que su digitalización genere valor social.

México y América Latina tienen frente a sí la oportunidad de convertir su diversidad en ventaja competitiva. Desde los hubs tecnológicos en Guadalajara, Medellín y São Paulo hasta los telecentros rurales y las startups que nacen en zonas periféricas, la innovación ya no está concentrada: está distribuida. Lo que falta es articularla bajo una visión común de desarrollo digital inclusivo.

El reto, en última instancia, es político. Cómo traducir la conectividad en ciudadanía, los datos en transparencia y la inteligencia artificial en confianza pública. Esa será la medida real del éxito del nuevo pacto digital latinoamericano.