Legalidad subjetiva

A propósito de los eventos futbolísticos del fin de semana, dos aspectos me llamaron la atención especialmente. Estos dos, alejados de lo deportivo.
Mario Suárez

Mario Suárez

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Por un lado en el partido de la selección Colombia, en un momento tuvieron que detener el juego debido a que un “hincha” se metió al campo a abrazar a uno de los futbolistas. Este tipo de acciones ya cada vez más común en los eventos deportivos, ha sido ampliamente utilizado por influencers alrededor del mundo, donde aprovechan la masividad del espectáculo para ganar fama a pesar de las implicaciones legales y multas que puedan acarrear. Pero con tal de lograr fama, se arriesgan. 

La sorpresa en este caso, es que este hincha no era un influencer, ni pretendía ganar fama. Era un niño, que con la camiseta de la selección Colombia y ayudado por su propia madre para bajar hasta el campo de juego desde la gradería, corrió en medio del partido para abrazar a Lucho Díaz antes de que la seguridad lo detuviera.

Por el otro lado, en plena celebración de la primera estrella del Atlético Bucaramanga, un hecho insólito llamó la atención más que el campeonato e incluso la misma celebración. Mientras entrevistaban a uno de los jugadores del equipo campeón rodeado de fanáticos, un “hincha” le robó frente a las cámara la medalla que había recibido por el título. Al poco tiempo, la medalla fue entregada en una estación de policía y seguro ya la tendrá de nuevo el jugador en su vitrina de premios.

Estos dos hechos, completamente aislados el uno del otro, fueron ampliamente divulgados gracias a las redes sociales, donde se hizo eco del uno y del otro, pues en la televisión en el primer caso está prohibido por parte de los organizadores de eventos deportivos a nivel mundial mostrar el suceso en ese tipo de acciones, y en el segundo caso, pasó muy rápido y más allá de una mención en noticias no hay más. Han sido las redes sociales quienes realmente han hecho la difusión.

Pues bien, aquí el punto. 

Es bien sabido que los comentarios en las redes sociales, se han vuelto una forma en sí misma de contenido. Donde se promueve la participación y donde estos hacen parte de la dinámica social de estas redes. 

Parte del secreto es generar polémica, dividir opiniones. Unos tomarán  una posición y los que estén en contra van a querer imponer su punto. Lo cual generará más visibilidad y alcance de cualquier posteo. Hay quienes que por diversión comentan esperando levantar ampollas. Acción que por supuesto tiene las reacciones esperadas en tiempo récord.

Por supuesto que todo esto en muchos casos, también desborda en aspectos que trascienden cualquier situación socialmente aceptada y entra a hacer parte de una realidad violenta y problemática en la que vivimos. ¿Cuántas amenazas de muerte y cuántas situaciones no han pasado del mundo digital a engrosar la lista de crímenes e injusticias que tanto nos aquejan?

Precisamente, en estos dos casos particulares, lo que más sorprende es leer una gran cantidad de comentarios de apoyo a estas dos acciones, que sin duda, reflejan una vez más la capacidad tan subjetiva de ver lo que está bien y lo que no.

En un video de tiktok donde se muestra todo lo ocurrido antes de que el niño saltara a la cancha con la ayuda de su madre, la gran mayoría de comentarios son de apoyo a la madre y elogiando la “valentía del niño”. Incluso alegando que la felicidad de un niño de poder abrazar a su ídolo futbolista no tiene precio.

Por el otro lado en la segunda situación, también en un post, los comentarios (muchos menos, eso sí) eran de lo valioso que podía ser para un “hincha” tener esa medalla al igual que la valentía de aquel personaje de hacer eso “aprovechando” la situación. Otros muchos comentarios, eran haciendo mofa a la situación.

Lejos de las opiniones, vamos a lo que es legal y lo que no. En ambos casos, se cae de su propio peso la ilegalidad de cada una.

Nada de esto preocuparía tanto de no ser por el alcance que pueden tener este tipo de contenidos, y por lo tanto sus comentarios que de una u otra forma van moldendo la opinión general y posteriormente el comportamiento. Ante la duda, se hace lo que hace la mayoría.

Sin duda, todo esto se convierte en combustible para situaciones sociales de todo tipo, justo por estos días en que la polarización es una de las armas más infalibles para generar opinión e incluso beneficios. Veamos esto como una herramienta de posicionamiento, para crear una idea particular y hacerle eco y que todos terminen apoyando x o y causas sin ni siquiera cuestionar la lógica ni la justicia básica.

De ahí que la verdad, tenga cada vez más significados posteriores. Todo es flexible, todo depende. Y así vamos por la vida apoyando causas que no hacen bien, pero que supieron vender la propaganda necesaria para hacernos creer que estamos del lado bueno de la historia.