Innovación

Ansiedad digital en educación afecta hasta al 70 % de estudiantes

Un estudio de BIU University alerta que el uso intensivo de pantallas en educación online está impactando el bienestar y el rendimiento académico.
Martes, Agosto 12, 2025

El uso intensivo de pantallas en entornos educativos está dejando una huella emocional y cognitiva preocupante en miles de estudiantes. Un estudio de BIU University Miami (Broward International University) revela que entre el 60 % y el 70 % de los alumnos presenta síntomas como ansiedad, insomnio, fatiga mental o cefaleas, derivados de la virtualidad y la saturación digital.

Lo que inició como una solución para garantizar el acceso a la educación se ha convertido en una crisis silenciosa. “Lo digital no es neutral. Moldea nuestras emociones, relaciones y formas de aprender”, afirman los autores del informe, Selene Castañeda y Omar Guirette, en su investigación Cuando la pantalla genera estrés: Combatiendo la Ansiedad en la Educación Online.

Aislamiento, fatiga y menor rendimiento

La falta de rediseño pedagógico en entornos virtuales ha roto el vínculo humano en las aulas, debilitando el sentido de comunidad universitaria y reduciendo la motivación. Según Gao et al. (2023), quienes pasan más de cuatro horas diarias en redes sociales duplican sus niveles de soledad frente a quienes las usan menos de una hora.

Las clases virtuales también afectan la conexión docente-estudiante: de acuerdo con Ong y Quek (2023), el nivel de conexión en presencialidad es de 8,5 sobre 10, mientras que en modalidad online baja a 5,2. La retroalimentación en tiempo real cae de 9,0 a 4,8 puntos.

Además, estimaciones de BIU indican que el rendimiento académico promedio se redujo entre 10 % y 20 % durante los periodos de educación remota, especialmente en estudiantes con menor autonomía.

La trampa de la procrastinación tecnológica

El fenómeno no se limita a la educación. La exposición constante a notificaciones, redes sociales y multitarea digital está generando lo que los investigadores llaman “procrastinación tecnológica”: la postergación crónica de tareas que deriva en ansiedad, culpa y caída en el desempeño. Este patrón también se observa en trabajadores remotos, atrapados en jornadas saturadas de reuniones virtuales y pantallas.

Propuestas para humanizar la educación digital

El informe concluye que el problema no radica en la tecnología, sino en su integración sin rediseñar tiempos, vínculos y espacios de descanso. Para revertir los efectos negativos, los autores recomiendan:

  • Implementar pausas activas y espacios sin pantallas durante la jornada académica.

  • Reforzar el acompañamiento emocional y la retroalimentación personalizada.

  • Fomentar la autogestión del tiempo y la concentración consciente.

  • Redefinir el éxito educativo, priorizando la confianza sobre el control.

Con el regreso parcial a la presencialidad, expertos advierten que el reto no es abandonar la tecnología, sino adaptarla para que no erosione la salud mental ni la calidad del aprendizaje.

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