Liderazgo hiperpersonalizado: Milei dominó la conversación digital tras las legislativas

Javier Milei dominó la conversación digital tras las legislativas 2025, consolidando un liderazgo hiperpersonalizado que trasciende fronteras.

Oscar Romano

Socio-Director de RE Comunicar

El día después de las elecciones legislativas 2025 en Argentina dejó dos escenarios en paralelo. En las urnas, La Libertad Avanza volvió a posicionarse como la fuerza nacional de referencia y consolidó su mapa “violeta” en buena parte del país, en un escenario marcado por la fragmentación de la oposición. En las redes, el efecto fue inmediato: el presidente Javier Milei absorbió casi por completo la conversación política en línea, desplazó a las discusiones provinciales y convirtió el resultado en un relato de validación personal y de proyección geopolítica. Ese es el cuadro que surge del análisis de social listening realizado durante la jornada electoral y las horas posteriores.

Un plebiscito a Milei

El monitoreo registró 377.000 menciones en total sobre la elección, con un salto del 79% frente al período anterior medido. El promedio diario de menciones también creció en la misma proporción (+79%), lo que indica que no se trató solo de un pico puntual de la noche sino de un sostenido nivel de conversación desde temprano hasta el cierre.

Volumna conversación

El disparador no fue únicamente el escrutinio legislativo: su aumento de volumen fue la reciente victoria electoral de Javier Milei en Argentina, y aparecen dos elementos explicativos: polarización y emocionalidad. Según esa lectura automática, las reacciones de apoyo y rechazo, sumadas a las declaraciones del propio Milei y de sus seguidores, hicieron que el tema se volviera viral y atrajera la atención de distintos sectores sociales.

Es decir, el electorado habló de una legislativa, pero las redes hablaron de Milei. La conversación funcionó más como un referéndum sobre el liderazgo presidencial que como una disputa de bancas.

Una narrativa en primera persona

El contenido con más interacción confirma esa personalización extrema. Entre las publicaciones con mayor alcance aparecen mensajes celebratorios del “apoyo al proyecto del Presidente Milei” y mensajes que presentan el resultado como un punto de partida —“esto recién empieza”— más que como un cierre de ciclo. También circularon mensajes que daban por hecho que “el partido del Presidente Javier Milei […] habría arrasado en las elecciones”, y hasta lecturas moralizantes sobre la figura familiar del presidente. Es decir: victoria, mandato, autoridad y épica.

Ese tono épico convive con otro dato interesante: aparece Milei hablándole a Donald Trump y mostrando el “mapa violeta” como prueba de poder territorial. Esa escena, que se repite en titulares como “Milei quiere el mapa violeta para mostrárselo a Donald Trump”, cristaliza dos cosas. Primero, que la lectura oficialista no es solo doméstica (“ganamos provincias”) sino geopolítica (“mirá el poder que tengo en Argentina para alinear agendas con Estados Unidos”). Segundo, que el adversario interno inmediato no es otro partido argentino, sino el ‘antikirchnerismo’ como identidad negativa ya absorbida y capitalizada.

Quiénes hablan (y desde dónde hablan)

Hubo 141.000 autores únicos solo en X (la red social antes llamada Twitter). Pero lo más llamativo es que solo el 1% de esas cuentas está verificada. Eso marca dos pistas importantes:

  1. La conversación no fue empujada centralmente por cuentas pagas con verificación o por medios verificados sino por usuarios “comunes”, orgánicos.
  2. El volumen no parece ser únicamente ruido de cuentas automatizadas de alto perfil, sino una base amplia y distribuida.

Análisis Demográfico

En cuanto a género, el flujo aparece liderado por varones: el gráfico de distribución de género muestra mayoría masculina frente a femenina y un pequeño margen de “desconocido”. Y cuando miramos edad, el núcleo más fuerte está entre los 25 y los 34 años, que concentran el 42% de la conversación. Les siguen los tramos 18-24 y 55-64 (ambos en torno al 14-15%), y después 35-44, 65+ y 45-54.

Esto rompe un estereotipo cómodo de la política clásica argentina: ya no es “la militancia juvenil hiperconectada” versus “los mayores desconectados”. Acá hay dos polos activos: jóvenes adultos digitales (25-34) y un bloque 55-64 que también interviene con intensidad. Eso sugiere que la discusión mileísta ya no es solamente una subcultura juvenil libertaria, sino que se está volviendo intergeneracional.

¿Argentina habló sola? No

El mapa geográfico también avanza sobre otro lugar común. Argentina concentra, como era esperable, la mayoría de las menciones (79,1 mil en el recorte mostrado). Pero detrás aparecen Estados Unidos (17,1 mil), Brasil (10,5 mil), Colombia (7,75 mil), México (7,3 mil), Chile (6,8 mil), Venezuela (6,02 mil) y España (5,88 mil). Es decir: la elección legislativa argentina ya no es un hecho estrictamente doméstico en términos de conversación digital.

Países

¿Por qué importa eso? Porque implica dos cosas a nivel discurso político. Primero que Milei no solo se posiciona como presidente argentino, sino como figura latinoamericana e iberoamericana insertada en un eje que menciona explícitamente a Donald Trump y a Estados Unidos.

Segundo, la internacionalización del tema funciona como refuerzo de legitimidad interna: “no solo gané acá, me miran afuera”.

Nube de conversación

En paralelo, la nube de palabras clave refuerza esa dimensión internacional y polarizante: “Javier Milei”, “presidente Javier Milei”, “Donald Trump”, “Estados Unidos”, “Venezuela”, “Córdoba”, “Buenos Aires”, “La Libertad Avanza”, “#elecciones2025”, “Fuerza Patria”, “gobierno”, “la libertad”, “Provincia de Buenos Aires”. Aparecen también emojis (bandera argentina, sirena de alerta, fuego) que son parte del repertorio afectivo típico de las comunidades digitales hiperpolitizadas: patria, urgencia, épica.

Los encuadres narrativos: democracia, economía y confrontación con la prensa

Cuando el sistema agrupa temas, los ejes que más se repiten son:

1. Cobertura y conflicto institucional: “Denuncian que Milei obstruye la cobertura de las elecciones a corresponsales extranjeros”. Es decir, la discusión no es solo voto-candidato sino libertad de prensa y transparencia electoral. Esto instala la pregunta por la relación del gobierno con los medios, un clásico de cualquier oficialismo en etapa de consolidación.

2. Victoria estratégica y alineamiento internacional: “El presidente Javier Milei regresó al país con dos objetivos cumplidos: asegurar el apoyo de Estados Unidos de cara a las elecciones legislativas nacionales del próximo 26 de octubre.” Ese encuadre conecta diplomacia con campaña local. Se presenta el vínculo Estados Unidos–Milei–Trump no como viaje protocolar, sino como parte del dispositivo electoral argentino.

3. Situación socioeconómica: “Una de cada tres personas con ingresos está endeudada con entidades financieras o bancos”, y “la probabilidad de que la economía argentina entre en recesión se ubicó en 98,01%”. La conversación económica está ahí, no desapareció. Pero atención al orden: aparece después del eje Milei/poder político. No domina la agenda, la acompaña. Eso es importante porque históricamente en Argentina la economía marca la conversación electoral; acá la secuencia parece invertida.

4. Trump prometiendo controlar la inflación: la mención de Trump hablando de la inflación argentina es casi un espejo narrativo: un líder extranjero comentando la macroeconomía local como si ya fuese un actor interno. Eso, comunicacionalmente, eleva a Milei al plano de “par del trumpismo” y refuerza la retórica de alianza ideológica.

En resumen: los encuadres más virales no son “diputado tal ganó en provincia tal”, sino Milei frente a la prensa, Milei respaldado por Estados Unidos, Milei frente a la crisis económica local, Milei mostrando el mapa a Trump. Otra vez: hiperpersonalización.

Lo que deja esta elección en términos de discurso público

En términos de conversación digital, hay cuatro conclusiones claras:

1. Plebiscito permanente: La legislativa se vivió en línea como otro capítulo del plebiscito Milei / anti-Milei. La categoría “oposición” aparece más como enemigo difuso que como alternativa articulada.

2. Internacionalización del relato: Estados Unidos, Trump y la idea de “mostrar el mapa violeta” al mundo no son adornos. Son recursos de legitimación interna. Milei busca traducir resultados locales en capital geopolítico, y el social listening muestra que esa traducción está funcionando a nivel conversación.

3. Emoción antes que economía (pero con la economía ahí, latente): El enojo, la épica, la idea de irrupción libertaria capturan la primera ola. La crisis económica y la deuda familiar aparecen después, como confirmación de diagnóstico (“hay que cambiar todo”) más que como reproche al oficialismo.

En síntesis: si la elección de ayer ordenó bancas, la conversación de hoy ordenó relatos. Y hoy, el relato dominante sigue siendo uno: Javier Milei como centro del mapa político argentino —y, cada vez más, como exportación ideológica.