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Petro propone volver a la Gran Colombia: una confederación de naciones
La propuesta de Gustavo Petro de reconstruir la Gran Colombia revive un sueño bolivariano, pero ignora las fracturas políticas y democráticas de la región.
Domingo, Noviembre 9, 2025
La nueva propuesta del presidente Gustavo Petro de revivir la Gran Colombia —una confederación de naciones entre Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá— reabre un debate más simbólico que viable: ¿es posible integrar políticamente a países con modelos económicos y democráticos tan disímiles?
El mandatario propuso crear comités constituyentes binacionales para iniciar un proceso de reconstrucción de lo que sería una “confederación de naciones soberanas”, inspirada en la visión de Simón Bolívar. Sin embargo, la idea parece más un gesto de nostalgia ideológica que una propuesta realista para la integración regional.
“Propongo la reconstrucción de la Gran Colombia con un parlamento común y presidencia colegiada, como lo hace la Unión Europea”, escribió Petro en su cuenta de X.
El contexto que Petro omite
La propuesta llega en un momento en el que Venezuela enfrenta una crisis política y humanitaria prolongada, con instituciones debilitadas, altos niveles de migración y una economía golpeada por sanciones y mala gestión. Pretender una integración política con un régimen autoritario —mientras Colombia intenta fortalecer su democracia— resulta contradictorio e imprudente.
Además, Ecuador atraviesa una crisis de seguridad sin precedentes, con violencia narcotraficante que ha minado la gobernabilidad; y Panamá, con su economía dolarizada y su sistema financiero global, mantiene una distancia pragmática frente a alianzas de corte ideológico.
“Una confederación con países que no comparten estándares democráticos, económicos ni institucionales no es integración, es un retroceso”, explicó un analista de la Universidad del Rosario.
Una propuesta anacrónica en tiempos de IA y nearshoring
Mientras el mundo empresarial discute la inteligencia artificial, el nearshoring y la transición energética, Petro parece mirar al siglo XIX. Su idea de una Gran Colombia moderna ignora las dinámicas reales de competitividad regional: la integración económica hoy se da por cadenas de valor, infraestructura digital y acuerdos de inversión, no por constituyentes binacionales.
La Unión Europea, modelo que Petro invoca, tardó 70 años en consolidarse, tras guerras, tratados y una institucionalidad robusta basada en democracias estables y economías complementarias. América Latina, en cambio, ni siquiera ha logrado consolidar la Alianza del Pacífico o Mercosur, mucho menos una confederación con países políticamente enfrentados.
Lo que realmente debería integrar a la región
Más allá del simbolismo, América Latina necesita integración productiva y tecnológica, no constitucional. El reto está en unir esfuerzos en innovación, comercio verde, educación digital y seguridad energética, no en reproducir estructuras supranacionales sin cimientos democráticos.
Colombia, con una economía que aún busca estabilidad fiscal y crecimiento sostenido, necesita inversión, confianza y gobernabilidad, no aventuras políticas que distraigan al país del desarrollo real.